El 8 de diciembre de 1980 un supuesto admirador del músico John Lennon lo esperó durante horas en la puerta del edificio Dakota, donde este residía, para finalmente asesinarlo
Lennon estaba junto a su esposa e hijo y el agresor se le había ya aparecido durante el día para que le firmara un ejemplar de su último y reciente disco, que el ex beatle estaba promocionando. Después de varios años de ostracismo el mítico beatle volvía a la música. Su disco Double Fantasy fue el pretexto prefecto para que el hawaiano Mark Chapman se acercase al ídolo. Chapman había leído la novela «El guardián del Centeno» y según su propio delirio de estas páginas noveladas encontró palabras y oraciones que le pergeñaron la idea de cometer un asesinato para quedar en la historia. Y verdaderamente así fue. Chapman le disparó ese día a Lennon 6 tiros, de los cuales 5 hicieron impacto. Nueva york y el mundo entero quedo paralizado, la angustia se multiplicó por cada fan, por cada acorde de su música que sonó y resonó como homenaje final. Hablar de Lenonn me llevaría mucho tiempo y la sensación de injusticia sobre su fortuito asesinato no se limita a su música, sino a su personalidad, a su incesante discurso antibélico, a su apoyo sistemático a minorías y lo que mas irritó al gobierno de los EE.UU, su acompañamiento físico en varias marchas de trabajares estadounidenses.
Pero volvamos al asesino de 42 años, quien confesó quería ser famoso y que sentía un desprecio egoísta por la vida humana.Como todo convicto tiene derecho a pedir su libertad condicional, la que le es revocada una y otra vez. Pero dicho tramite nos permite escuchar sus eternas justificaciones enfermizas. Nos hace vulnerables al delirio de estos personajes que se construyen mirando la TV , soñando con ser un día el mas malo de todas las películas. Marginales marginados por sus familias y sistemas, expulsados de la posibilidad de algún tratamiento de salud mental o condenados por su propia incapacidad de encajar en los parámetros sociales. El, solo con su propia realidad distorsionada, que no le ofrece ninguna ventana por donde escapar a su destino de destrucción. Así llegan a ser psicóticos empecinados en hacer sufrir para purgar cuentas que muchas veces son propias, pero Chapman sumó a todo este desquicio, un narcisismo enfermo que lo catapultó a un odio global y eterno.
Durante el 2021 se le negó la libertad condicional por duodécima vez y declaro en su defensa:
«Lo hice porque quería ser alguien,sabia que lo que estaba haciendo era malo,pero deseaba tanto la fama que estaba dispuesto a todo,hasta quitar una vida y mas sobre todo la de John Lennon. No voy a culpar a nadie por lo que hice y me trajo hasta aquí. Es una maldad que esta en mi corazón. Matar a Lennon fue mi gran respuesta a todo,ya no iba a ser un don nadie nunca mas.»
Obviamente la libertad le fue denegada y Mark solo pudo acceder a cierta fama en la prisión. El mundo exterior lo desprecia, pero también intenta olvidarlo. Estas acciones de aparente irracionalidad lógica, se gestan en las conductas atormentadas de miles de personas que no se animan a pasar a los hechos, y en miles de otras que si lo hacen. Una conducta de vida alterada por una violencia contra si mismos y contra todos, hace que estas personas agredan de manera sistemática a todos los que lo rodean.
El asesinato de John Lennon tuvo lugar el 8 de diciembre de 1980 debido a los disparos que le acertó Mark Chapman, quién se quedo parado e inmóvil, sin mostrar sentimiento alguno, y a la espera de la policía en el mismo lugar del hecho. Se declaró culpable y así quizás sintió que esa era su puerta a la fama, pero solo abrió la de una celda de la que jamás lo dejaran salir, donde purga una condena a cadena perpetua.
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