Yvonne, de Francia a la eternidad.
Yvonne, de Francia a la eternidad.

Yvonne, de Francia a la eternidad.

Yvonne Pierron

El documental “Yvonne”, dirigido por Marina Rubino, propone un retrato posible de Yvonne Pierron, la monja francesa que fue compañera de Alice Domon y Léonie Duquet, detenidas-desaparecidas en la dictadura argentina, y que salvó su vida auxiliándose en su propio país, se encuentra disponible para su visionado gratuito en la plataforma Cine.ar play.

La película aborda la historia de una alfabetizadora y militante de los movimientos populares de América Latina, en los que actuó los últimos 60 años,ya sea como enfermera en hospitales o con su compromiso en el campo durante todas las tareas que se ejecutaron en Nicaragua durante la reforma agraria que implementó el gobierno sandinista

Nacida en la zona de Alsacia, Pierron fue testigo de la Segunda Guerra Mundial, en una zona limítrofe entre Alemania y Francia, que pasó sucesivamente de manos entre 1916 y 1945, llegó a la Argentina en 1955 y se quedó en el país hasta 1977, cuando debió huir exiliada  primero a uruguay y luego gracias al coraje de los pilotos de Air france a su país, escapando de un grupo de tareas que fue a buscarla a su domicilio.

Instaurada la democracia en 1983,luego de haber estado en Francia y algunos años en Nicaragua, Yvonne volvió a la Argentina, donde vivió hasta su fallecimiento en 2017 a los 88 años.

El documental es minucioso en la reconstrucción de la vida de la hermana, nos muestra una mujer que frente a la desolación de una guerra constante, decide entrar en la iglesia con la idea de intentar reponer lo que ese conflicto destruye.

Yvonne comienza como enfermera y así llega a trabajar con el propio hijo del dictador Videla, que tenía el síndrome de down. Ese trato no impide que el general se desentienda luego de su situación y de las otras dos religiosos secuestradas y asesinadas.

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Alice Domon y Léonie Duquet

Su trabajo con la madres de plaza de mayo es el desenlace de a su acercamiento a los trabajadores del campo en el interior del país, ayudando en la salud de los menores de familias en ligas de trabajo que por entonces se estaban gestando y organizando.

Todo este recorrido es debidamente documentado con un trabajo fotográfico y escenas fílmicas que le dan el contexto y la profundidad necesaria e indispensable.

Sobre todo, y lo más importante, es la imagen de Ivonne misma, entrando y encontrándose con lugares y personas de ese pasado. La muestra con más años, pero con entereza y convicción. Su rostro es agudo y muestra las huellas del dolor, pero también de la alegría y la vocación de ayudar y solidadrizarse con el projimo.Su trabajo la iglesia lo llama “pastoral”, pero es en sí,un hecho político y revolucionario, que se va conformando ideológicamente cada vez más en los territorios en los que participa y trabaja.

“Conocía la historia de las monjas francesas desaparecidas y también la de Yvonne y cuando tomé la decisión de hacer una película sobre ella me pregunté qué podía aportar, porque sabía que no quería hacer una biografía ni una cronología”, señaló Rubino al evocar el momento en que decidió comenzar con el proyecto de la película.

La directora: Marina Rubio

El trabajo de la directora es impecable, su relato toca todas las aristas que conforman un mapeo de la historia. Está cronológicamente contada y acompañada de entrevistas a testigos y compañeros de Ivonne, que aportan datos y terminan de delinear quién es esta monja tan comprometida con las causa populares.

Lo más impactante y constitutivo del film son los flashback donde la religiosa declaró en el juicio por la verdad y la justicia en los tribunales de Capital Federal. Allí todo adquiere la dimensión exacta de lo que fué. Ella misma, sentada frente a los magistrados, se ennoblece y agiganta desde el recuerdo a la actualidad misma.

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Bien contado, construido con toda la información necesaria, con la participación de los protagonistas que sobrevivieron a los años de fuego y terror, con un manejo artístico que no permite dejar de estar metido en la historia, el documental es un verdadero  documento histórico. Queda bien claro el peligro que generaban las monjas y sacerdotes que saltearon los compromisos de clase y políticos, de una iglesia que en muchos de los casos fue ciega sorda y muda. 

Es visualmente atrapante, vemos un pasado en fotos y secuencias. Hay un abanico de testimonios muy rico y heterodoxo. Su trabajo en Nicaragua esta bien retratado y aporta muchisimo.Es muy fuerte el recuerdo del topo Astiz y su participación en el secuestro de madres de plaza de mayo y las otras dos monjas.Cabe recordar que sus dos compañeras fueron torturadas y arrojadas al mar desde un avión militar y que ella escapó por que fue alertada a tiempo.   

“Encontré el sentido de hacerla por el valor de ella de dar testimonio. De hecho ella testifica en los juicios por la memoria, la verdad y la justicia en la megacausa ESMA”.

Pablo Kulcar
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