Raquel Liberman, la inmigrante polaca que le ganó a las mafias.
Raquel Liberman, la inmigrante polaca que le ganó a las mafias.

Raquel Liberman, la inmigrante polaca que le ganó a las mafias.

 Raquel Liberman, inmigrante de origen polaca e invencible.

 
 
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Raquel Liberman, la inmigrante de origen polaco que destruyó a la red de prostitución Zwi Midgal (organización mafiosa judía que regenteaba el negocio de la trata)

 

La estación Callao del subte D agregó el nombre de Raquel Liberman, inmigrante de origen polaca, que expuso ante la justicia las explotación sexual de una de las mafias de proxenetas más grandes en la historia argentina. El proyecto fue debatido por la Legislatura porteña en una audiencia pública.

Ruchla Laja Liberman

 

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Nació en Berdychiv (actual territorio ucraniano) y al poco tiempo se trasladó a Varsovia, Polonia. A principios del siglo pasado, la vida era muy dura en los países más pobres del viejo continente, la marginalidad actuaba como moneda de cambio y cualquier posibilidad de escape era vista como tentadora. Ruchla, como tantas otras jóvenes judías de Polonia, viaja a la Argentina. Está casada con otro polaco, que es el que primeramente emigra a nuestro país, Yaacov Ferber. Su esposa lo sigue tiempo después con sus 2 hijos pequeños. A su arribo, toda la familia se reúne y se dirige a Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires. En ese pueblo vive su cuñada Elke, quien dirige un negocio de lotería que oficiaba de prostíbulo regenteado por ella misma.

Al poco tiempo Yaacov muere de tuberculosis. Ruchla, que para ese entonces ya era Raquel (los inmigrantes solían castellanizar sus nombres) dejó a sus hijos al cuidado de su familia en Tapalqué y se instaló en Buenos Aires. Está dispuesta a ganarse la vida como sea. La prostitución es una marca de época para estas mujeres venidas del hambre europea y con una vulnerabilidad sostenida en su dificultad con el idioma y una educación reducida a solo labores manuales.

Las mafias se movían por todo Buenos Aires. Los había de todos los orígenes, Italianas, españolas, judías, etc etc. La organización que con el tiempo ganó más fama fue la Zwi Migdal, de origen judío polaco. Paso a ser una enorme asociación delictiva dedicada a la trata de blancas. De la explotación de aquellas mujeres, traídas con engaños o no, hizo su estrella y su propia cruz.

 

Lo hechos comprobaron que importaban adolescentes de Europa. Todas pobres, marginadas, fabricando matrimonios a distancia so pretexto de generar un dinero para en un factible regreso.  Así, con ilusión de ayudar a sus familias, las precipitaban a una tragedia. Les inventaban una vida prospera y pacífica, que se caía con tan solo poner un pie en suelo argentino

La Zwi Migdal

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Nació con otro nombre, se llamó Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia. Organizaba algunas actividades sociales, como muchas de las entidades comunitarias instaladas en el país, y contaba con una pomposa sede en la Avenida Córdoba 3280.

 

Desde su creación en 1906, mantuvo su nombre hasta que se vio obligada a cambiarlo, debido a la exposición de sus conductas delictivas. Estas provocaron un feroz conflicto con la parte honrada de la colectividad. La tensión se cortó por lo sano y la Zwi, fue expulsada de la misma. Se la considero una vergüenza para el buen nombre y honor de aquellos judíos que la conformaban.

Esto marcó un quiebre insalvable. Sobre todo marginó a este grupo que intentaba lucrar con una actividad delictiva y de manera ostentosa. Fueron despreciados por los sectores ortodoxos de su misma comunidad. Se considera que fueron alrededor de cuatrocientos socios-rufianes los que conformaban su mundo. Las chicas eran esclavas sexuales, fueron obligadas a trabajar en condiciones de vida deplorables. Explotadas y sin cuidados, dedicaban toda su existencia a servir a clientes que atiborraban los prostíbulos.

La casa central estaba en Lavalle y Junín, en el barrio de Once. El mito dice que las jóvenes atendían de 50 a 70 clientes diarios. Solo se sabe que las jornadas eran de doce horas. Sin embargo de lo que no cabe duda, es que pasaban de cliente en cliente y sin ningún miramiento por su salud. En esos años la prostitución era una actividad legal y reglamentada. No así la trata de blancas. Esto no constituyó de ninguna manera, una garantía laboral para las trabajadoras explotadas Los burdeles se aprovechaban de esta situación con una abuso extorsivo de las allí rehenes. Las chicas, las que habían llegado engañadas y las que sabían a qué venían, no pudieron jamás imaginar las condiciones de vida a las que fueron expuestas.

 

El comienzo del fín.

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Raquel Liberman trabajó durante varios años en estas condiciones aunque su trato, sea por su belleza o su carácter, tuvo características preferenciales al resto. Eso le permitió tener mayores porcentajes en las tareas y así, durante seis años Liberman logró ahorrar dinero a escondidas para comprar su libertad. Lo logró con la complicidad de un cliente que se ofreció comprarla para  incluirla, supuestamente, en su propio prostíbulo en Mendoza. El tratante de la Zwi Migdal aceptó, y Liberman pagó una suma de 1500$, mediante el cliente fantasma que puso la cara a la transacción.

Liberman, con lo poco que le que quedaba, compró un local en la calle Callao e instaló su emprendimiento. Finalmente fue detectada por la Zwi y comenzó a ser acosada y amenazada para evitar se constituya en un ejemplo a seguir, por sus compañeras del burdel. La Zwi Migdal envió a un rufián (José Salomón Korn) para engañarla con promesas de matrimonio y así neutralizar su independencia y su capacidad de resiliencia. Este logró su cometido y Raquel se casó. El nuevo esposo la estafó sin ningún reparo. Le robo 60 mil pesos y compró una casa que inmediatamente convirtió en Burdel. Korn era más de lo mismo. El bucle de la tragedia seguía girando alrededor de Raquel.

 

El brazo de la Zwi Migdal parecía extenderse otra vez hasta tocarla. Raquel quedó nuevamente en la calle, pero decidió que su única posibilidad de sobrevivir era buscar algo que jamás había conocido, la justicia. Fue una lucha que nadie imaginó, sería capaz de seguir hasta las últimas consecuencias. La ambición y la impunidad perdieron a la Zwi Migdal. Subestimaron a una mujer con determinación y cansada de sus vejaciones. El machismo en su expresión más absoluta y depredadora, no podía ni considerar una derrota en manos de una prostituta polaca ex empleada.

La mujer reclamó a la Zwi, por su dinero perdido en manos de su esposo espía. Los 60 mil pesos eran su boleto de escape. Denunció entonces la estafa, pero nadie creyó que la fueran a escuchar. ¿Quién le prestaría atención a una prostituta polaca, denunciando a un proxeneta de la Zwi? ¿Qué investigación no se podría detener con una oportuna e interesante suma de dinero? Peor quien podría imaginar una mujer venciendo al poder de los hombres de la época.

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Justicia impensada

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El comisario Julio Alsogaray de la comisaria 7ma.de la Ciudad de Buenos Aires, con fama de incorruptible, la escuchó. Estaba hacía tiempo detrás de la organización sin obtener resultados efectivos, siempre chocaba contra el mismo muro de complicidades. Raquel eligió seguirlo y juntos encontraron eco en un juez honesto, el magistrado Manuel Rodríguez Ocampo. Raquel declaró todos los maltratos, vejaciones, traslados y estafas que sufrió durante su larga y penosa relación con la Zwi. El magistrado ordenó la detención de todos los implicados en su declaración. La fuerza de una luchadora, por mas que parezca destinada a la derrota, desencadeno un torbellino, que si bien no destruyo ningún poder establecido, dio exposición una explotación aberrante. Expuso una mirada de la mujer, sobre todo pobre e inmigrante, por parte de una oligarquía que nunca sació su sed de dominio y poder. 

 

El Diario La Prensa y la Agencia de Noticias Di Presse, hicieron su parte al llevar a cabo una amplia cobertura periodística que masificó el conocimiento sobre el tema. Instalada en la mirada popular, la causa se constituyó en su seguro de vida, momentáneo e discrecional, pero un instrumento conquistado El país estaba sufriendo profundos cambios. En 1930, el presidente Hipólito Irigoyen fue derrocado por una facción militar de extrema derecha que encabezó un golpe cívico militar e instaló una dictadura. Su mirada sobre el orden moral sería distinta, más conservadora y menos tolerante, teniendo muy presente los intereses en juego y que imagen querían construir de sí mismos, mientas ponían las cosas en su lugar y se acercaban a la iglesia, como blanqueo moral de lo que eran. El General José Félix Uriburu era la cabeza de un régimen político corrupto y fraudulento, que manejó el poder por más de una década. Esto posibilitó la recuperación de parte del poder de la Iglesia Católica. En este nuevo escenario, la Zwi Migdal no tenía lugar y había que silenciar su rol protagónico.

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Cae un Imperio

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Raquel comenzó sólo reclamando su deuda y terminó denunciando y describiendo el funcionamiento de la red. La Zwi Migdal no pudo resistir. Los tiempos habían cambiado. El juez ordenó 108 detenciones, aunque finalmente casi todos quedaron libres y sólo dos fueron condenados, un par de años después.

 

Pero las circunstancias hicieron que el imperio se cayera a pedazos. La opinión pública disfrazaba de moralista su actitud antisemita, muy acorde a los tiempos y a la mirada de los usurpadores del orden democrático. De todas maneras la suerte estaba echada y mediante una ley, la prostitución fue finalmente proscrita en 1936.

Raquel no llegó a verlo, murió el año anterior. El impacto de las noticias y el sensacionalismo le dieron una gran repercusión a este caso. Pero los negocios son negocios, para un régimen que de ninguna manera estaba dispuesto a complicar a sus aliados civiles, y mantuvo tolerancia con otras redes, las que siguieron ejerciendo y manejando el negocio de la prostitucion en todo el territorio de la república.

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Con su denuncia y su convicción para la lucha, Raquel provocó la caída de la Zwi MIgdal. Fue una consecuencia no planificada, pero fueron varios los factores históricos políticos que se unieron para que esto sucediera. La propia colectividad tuvo acciones concretas contra estos proxenetas y cuando la opinión pública los juzgó, se quedaron sin respaldo y obviamente fueron el fusible de una situación que continúa dando chispazos de maldad y explotación hasta nuestros días

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Cementerio de “IMPUROS”

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Dada la marginación a la cual fueron sometidos, tanto los explotadores como sus explotadas, sus paisanos los clasificaron como “impuros”. Tras ser denominados de ese modo y por imposición de los religiosos, que regían las normas del culto judío en el país, la Zwi Migdal se vio obligada a tener un cementerio propio. Ese fue el único lugar donde pudo enterrar a sus muertos

 

La Zwi Migdal financiaba no sólo este lugar, sino que también importaba sus propios rabinos y construía sus sinagogas. Llegaron a controlar unos 2000 prostíbulos en todo el país, con unas 30.000 mujeres a sus órdenes y moviendo una cifra de dinero incalculable. Avellaneda ganó así, una triste fama en el contexto de un régimen político conservador y corrupto que lo permitió. Alii reinaba como intendente y jefe del Partido Conservador de la provincia, Don Alberto Barceló. Sin su complicidad política, la Zwi jamás hubiera podido desarrollar sus actividades, al menos en esa magnitud.

En 1906 inauguraron su cementerio. Más de 2000 hombres y mujeres encontraron un lugar donde ser enterrados. Hoy este cementerio está en estado de abandono y semi saqueado por el valor de sus lapidas y plaquetas. Estas sobresalen por sus tamaños y por sus simbólicas estrellas de David. Se encuentra adyacente al Cementerio Israelita de Avellaneda, ubicado en la Avenida Crisólogo Larralde al 4100, en el barrio de Villa Domínico. El silencio lo recorre como una vergonzosa ceremonia póstuma. Hoy el cementerio de impuras, es una rareza poco vista en todo el mundo y el primero que tuvieron los judíos en Buenos Aires. Esta administrado por la Asociación Comunidad Israelita Latina, y sellado para evitar ser prueba viviente de su vergonzosa historia.

 

Pablo Kulcar
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