«ATAHUALPA YUPANQUI, UN TRASHUMANTE»
«ATAHUALPA YUPANQUI, UN TRASHUMANTE»

«ATAHUALPA YUPANQUI, UN TRASHUMANTE»

S I N O P S I S

Atahualpa Yupanqui se consagró como piedra fundamental de la identidad latinoamericana a fuerza de viajes. Travesías etnográficas a caballo, exilio político en los países soviéticos y consagración en la Europa capitalista. Investigaciones en Japón y experiencia africana. Archivos, músicas y registros personales de una trashumancia destinada a descifrar el diálogo entre las personas y su territorio. Un film total a la altura de su figura, a más de 30 años de su muerte.

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T E S T I M O N I O S

Atahualpa Yupanqui, Antonietta “Nenette” Pepin Fitzpatrick, Isabel Aretz, Sergio Pujol, Roberto “Coya” Chavero, Schubert Flores Vasella, Fabiola Orquera, Jacqueline Rossi, Patrick Clonrozier, Jean-Marc Gardeux y Jiro Hamada. Con la participación de Taro Takano.

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A R C H I V O S

El documental se gestó ante la inquietud de digitalizar archivos en variados soportes que acumulaba Roberto “Coya” Chavero, el único hijo del matrimonio con Nenette. Él preside la Fundación Atahualpa Yupanqui que sostiene el Museo Agua Escondida en lo que fue la casa de la familia en Cerro Colorado. Allí pudimos acceder a los archivos personales de Atahualpa, que fueron generando las condiciones y los insumos para realizar la película.

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E Q U I P O   T É C N I C O

Director: Federico Randazzo Abad
Guión: Federico Randazzo Abad, Fernando Krapp y Germán Sarsotti
Productores Ejecutivos: Maximiliano Dubois – Germán Sarsotti
Una producción de La Produ, Bosque Cine, Bellasombra,
asociados con Cocktail movies y el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y el apoyo de la Fundación Atahualpa Yupanqui.

Música de Atahualpa Yupanqui.
Duración: 93 minutos
Grabada en Argentina, Francia y Japón.

N O T A S   D E L  D I R E C T O R 

“Cuando tenía 8 años, Atahualpa me sentó en su falda y me retó por estar jugando mientras él hablaba. Estábamos en el patio de la casa de mis abuelos, en una de las derivas de la relación de mi padre con Yupanqui. Treinta años después, el fruto de esa relación me puso frente a un centenar de cassetes, cintas abiertas, beta, u-matic, M9000, fílmicos, cartas, postales que fueron de Atahualpa y en muchos casos sobrevivían a décadas de ostracismo. Esos archivos nos permitieron asomarnos al universo de una de las piedras sagradas del panteón de la cultura argentina. El deseo, entonces, fue poner a circular la voz y las canciones de Atahualpa confiando en esa misteriosa forma ancestral de compartir la cultura, que a veces se parecía a un reto».

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Federico Randazzo Abad

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Federico Randazzo Abad dirigió documentales y ficciones, cortos, series y programas mayoritariamente sobre historia argentina. Grabó documentales en más de 15 países de cuatro continentes. Realizó más de 500 capítulos de docTV como director, productor y/o guionista. Estudió la Licenciatura de Producción Audiovisual en la Universidad Nacional de San Martín. Productor audiovisual de figuras como Eduardo Galeano, Osvaldo Bayer, Magdalena Ruiz Guiñazú, Horacio Verbitsky, Víctor Hugo Morales, Pacho O’Donnell, León Gieco, entre muchos otros. Ganó en tres oportunidades el premio Martín Fierro. Desarrolló decenas de formatos y ciclos culturales, documentales y ficción, para canales públicos y privados, argentinos y extranjeros, de aire, de cable y WEB.

SOBRE ATAHUALPA YUPANQUI

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Atahualpa Yupanqui parece una pieza del museo sagrado de la cultura argentina, sin embargo, o quizás justamente por eso, está presente en las canciones de WOS, TRUENO o LOUTA, referentes de la música contemporáneos.

El legado de YUPANQUI supera su obra musical artística. Etnógrafo, recopilador, compositor, poeta, guitarrista, narrador, filósofo; se sintetizó en un sabio que peregrinaba como embajador de las culturas americanas por el mundo. Su biografía da cuenta del éxito y del exilio, del aplauso y la persecución.

Un itinerario a contramano de la historia. Cuando el movimiento masivo fue del campo a la ciudad, Yupanqui se lanza a recorrer Sudamérica a caballo. Veinte años después, el pueblo trabajador se adhiere al peronismo, él se afilia al comunismo. En los años ́60 y ́70 cuando América Latina recupera su identidad, Atahualpa lo observa radicado en Europa sin escatimar críticas a la juventud rebelde.

Su música es uno de los lujos que están al alcance de todos. Y, de hecho, todos los días del año en cientos de lugares de la Argentina y el mundo, se están cantando canciones de Yupanqui. En casas, escuelas, academias, patios y escenarios. Su obra está viva y es parte de la cultura universal, casi en el anonimato.

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El documental:

La figura joven de Atahualpa es muy movilizadora, las fotografías arman un montaje estético sobre sus primeros pasos, un acercamiento a los sonidos de un folklore al que ayudó a encontrar y recopilar, en las voces de sus gestores y por entre las montañas y pueblos del interior. Trabaja con su sensibilidad y con su sentido musical que es un verdadero ejemplo de talento natural. El joven músico está muy interesado en revalorizar sonidos genuinos y autóctonos, para ello colabora con el trabajo de la Universidad del Tucumán, rescatando y registrando sonidos que como el viento, surcan los valles y los pueblos más alejados.Su tarea es etnográfica y didádctica y esta es registrada por imágenes viejas, a veces borrosas, pero que son el marco ideal a retratar. Un Yupanki relajado y seguro, expone su espíritu y nos sitúa en un lugar de espectador casi hipnotizado por algo que no llegamos a descubrir. Ese es el sonido de su guitarra, más el aporte de aquellos que con sus relatos construyen un hilo conductor preciso y a tono con su protagonista. El folclore se va imponiendo fuerte en la década del 60, esto lo ubica en un lugar de privilegio. Este recorrido lo compromete con la gente y toma una postura política y la marcará a fuego. Su vida transcurre siempre desde la música y la poesía, pero su ideología lo lleva a afiliarse al Partido Comunista y a rechazar al peronismo. Esto le traerá profundas consecuencias; Yupanqui es prohibido en su país. El documental expone esta situación con la profundidad necesaria.

«Un trashumante es quién deja su casa atrás y ve el humo de su chimenea a medida que se aleja»

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Siempre partiendo de fotografías, vemos los  nuevos destinos. Los viajes por la europa del este, sus encuentros con personalidades que admiran su ductilidad interpretativa, construyen un relato que pone en contexto toda la década. Don Ata esporádicamente nos trae sus recuerdos y sensaciones sobre la tierra, los caballos, la gente humilde y sus compañeras de vida. Una lo marcará en todo sentido, una admiración mutua sellará una sociedad afectiva y artística. Nenette es francesa y pianista y su influencia es muy profunda. El director Abad abre sus valijas llena de material: cartas de amor, recortes, notas, apuntes y sobre todo la primera grabación de «caminito del Indio». Cada exponente nos da elementos para construir el rompecabezas que es Yupanqui. Este, en Japón y París genera una explosión verdaderamente mística. Esa voz y el sonido de su guitarra emociona a personas tan lejanas en lo geográfico y cultural, pero con una misma sensibilidad para con este payador latinoamericano. El film nos guía lentamente, nos impacta con pedazos de cine en los que Yupanqui actuó y en reportajes en los que muestra su verdadero temperamento. Sobre todo en palabras de su hijo y su última pareja, este emblema de la simpleza y la poesía lírica y sonora, tiene hoy una radiografía que lo redescubre y nos conecta con sus palabras, sonidos y como con la mismísima tierra a la que piso con orgullo.

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«Un hombre es tierra que anda»

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Pablo Kulcar
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