La Inmensidad.

La película:

Una familia en la década de los 70 vive en Roma en una realidad muy diferente.No hay celulares, ni pantallas y la televisión es un reflejo de lo que pasa a su alrededor y hacia el interior de su propia vida. Es importante remarcar el contexto en el que está ubicada la película, ya que la dinámica gira en torno a una familia emocionalmente tambaleando,con una madre que intenta superar las falencias con música y juegos. La preparación de la mesa para el desayuno a todo ritmo, es una bocanada de alegría y distensión. Los chicos comparten con sus primos momentos donde no hay pantallas que los distraigan y solo la creatividad matará el aburrimiento. Detalle no menor, para entender por donde el director quiere hacer memoria. Una mamá que no la está pasando del todo bien y con tres hijos en una escala cronológica de edad. Uno de ellos es niña, pero se autopercibe varón, ese es el eje central del conflicto por el que atraviesa el relato.Se hace llamar Andrea, aunque se llama Adriana y es solo una niña de 12 años durante los minutos que dura la jornada escolar. Allí debe usar el uniforme correspondiente a su sexo biológico, por el resto, se arregla para verse lo más masculina que puede.

Está en una edad en la que necesita ser auténtica a lo que siente y entiende perfectamente las conductas abusivas de su padre para con su madre. Se revelará a esa imagen paterna que casi lo desprecia.Irá desarrollando una relación con su madre tan cercana que asume, desde su idealismo, una defensa de sus debilidades. La familia responde a la típica escena italiana. Hay tíos casados y otros primos a los que Andrea manipula en juegos estratégicos y conductas infantiles que algunas veces los ponen en peligro. Finalmente detrás de su propia casa, en  los asentamientos provisorios de trabajadores en una obra, conoce a una chica por la que siente una fascinación que impacta. El director logra miradas que son apéndices de una ternura que evoluciona y crece. Es casi mágico el momento en la que la vecina hace una pirueta para darle una flor con la boca a nuestra protagonista. La definición de lo que siente lo reflejan sus ojos y una sonrisa, que pocos hechos cotidianos logran sacarle.Su amiga naturalmente lo acepta y no hay explicación alguna si sabe o no que él es una niña, y tampoco importa.

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Filippo Pucillo es el actor que interpreta a Adrian-Andrea y su rostro expresa muchos sentimientos contenidos, también dibuja una natural belleza  ambivalente que da gusto seguir. Sus reacciones nunca pierden la inocencia y la espontaneidad de sus 12 años.Su mamá es Penélope Cruz y verdaderamente aporta tanto con su actuación, como con su belleza. En una escena su hijo le reclama que no sea tan linda, que eso atrae demasiado a los hombres. La  consagrada actriz hace valer su talento y se sobrepone a la estética, haciendo todo bien, sin escalas ni baches. Es tierna, vulnerable, creíble y responde milimétricamente a los tiempos emocionales que su personaje le exige.

El director decide revivir unos cuadros de la tv con Adriano Celentano y Raffaella Carrá, donde madre e hija cantan y bailan en una recreación perfecta de los originales de la tv italiana. Clara tendrá su pico de stress y su familia parece desmoronarse, pero como un latigazo de la vida, se repondrá en una internación y volverá al hogar. Penélope Cruz es un faro que encandila, es imposible dejar de mirarla, llena absolutamente la pantalla con hermosura y talento. Filippo su hijo en la historia, genera lo mismo, su participación finaliza con una cuadro musical al estilo Festival San Remo, que le otorga a la  historia la nostalgia de algo que ya pasó. Los chicos de este film son excepcionales, naturales y activos, son actores que juegan y hacen de las suyas, sin sentir el peso de estar frente a una cámara. La Inmensidad es una pintura minimalista de una Italia y una época, que si bien ya no está, aún destila influencia en cada italiano que tenga memoria.

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DIJO LA CRÍTICA

«Un conmovedor retrato italiano con una luminosa actuación de
Penélope Cruz».
Sarah-Tai Black – Los Angeles Times

«Un retrato tierno y muy íntimo de una familia disfuncional en la Roma de los años setenta. Llamará la atención por la desgarradora interpretación de Penélope Cruz como Clara».
Leslie Felperin – The Hollywood Reporter