El príncipe de Nanawa, en la triple frontera
El príncipe de Nanawa, en la triple frontera

El príncipe de Nanawa, en la triple frontera

El príncipe de Nanawa

El príncipe de Nanawa en

La directora correntina Clarisa Navas grababa una serie documental sobre mujeres en la frontera entre Argentina y Paraguay cuando un niño paraguayo que deambulaba por el lugar le reclamó con insistencia ser entrevistado. Ángel tenía por entonces 9 años y un carisma arrollador: «Yo quiero ser veterinario y hacer una guardería para todos los animales del mundo. Todos pueden traer sus animales y yo, Ángel Omar Stegmayer Caballero, los voy a cuidar. Porque soy paraguayo y un argentino independiente. Soy paraguayo y mi sangre es argentina».
De ese encuentro, fruto de la casualidad, nació El príncipe de Nanawa, la increíble película de tres horas y media que Navas rodó durante diez años siguiendo la vida de Ángel Omar Stegmayer Caballero en Nanawa, una localidad paraguaya lindante con Clorinda, en la provincia de Formosa. «Al escucharlo hablar me emocionó tanto que prometí volver a verlo. Un año después regresé y comenzamos a hacer una película juntos», contó la realizadora.

La cineasta divide su registro en partes: con las grabaciones que consigue de sus entrevistas con Ángel en los viajes a Nanawa y con las que el propio Ángel captura con una cámara casera. Una suerte de doble comando espectacular que regala momentos únicos en distintos tramos de la película.

Durante una década El príncipe de Nanawa muestra la conexión entre la directora y Ángel, un sostén clave para la existencia del proyecto; los pasatiempos de un pequeño pueblo muchas veces olvidado como Nanawa y, fundamentalmente, el paso de la niñez a la adolescencia del protagonista del documental. En ese tránsito, el largometraje es muy honesto y no omite desencuentros y momentos conflictivos del rodaje.

La directora Clarisa Navas

La primera asociación es un poco obvia. La mayoría de las reseñas comparan al documental con Boyhood: momentos de una vida, la película del director Richard Linklater que sigue durante doce años a un chico estadounidense para contar mudanzas, conflictos y primeros amores, entre muchas otras cosas.

El trabajo de Navas, con muchísimo menos presupuesto, es diferente y todavía más interesante.

CARRUSEL EL PRINCIPE DE NANAWA-02

Al otorgar por unanimidad el Gran Premio de Visions du Réel, uno de los festivales de cine documental más prestigiosos del mundo, el jurado aseguró: «Es una película donde el proceso y el documento son inseparables. Con confianza y humildad, se mueve entre la autoficción, la ficción y el documental, resistiendo la narrativa del maestro. La cámara se convierte en un instrumento familiar y comunitario que registra con pasión el microcosmos de la juventud negociando fronteras. La mirada de la directora es hospitalaria y tierna, sin sentimentalismos ni exotismos«.A propósito del estreno en MALBA cine, hablé con la directora Clarisa Navas sobre el origen de El príncipe de Nanawa, del primer corte de 8 horas y de sus próximas proyecciones en Argentina y el mundo.El origen: «En los meses siguientes a la primera entrevista con Ángel, pensé mucho en cómo hacer para poder estar cerca de él. Volví a Nanawa, lo busqué y lo invité a hacer una película juntos, pero no sabía qué tipo de película. Imaginaba un corto, pero jamás me hubiese imaginado que iba a convertirse en una película de 10 años. Creo que se fue dando después de una serie de encuentros donde veía que nuestro vínculo era más fuerte y había una necesidad de ambas partes. Ángel en ese momento era muy chiquito y yo tenía una responsabilidad muy grande de que no se cortara el vínculo».
La cámara de Ángel: «Todo fue muy experimental. Regalarle una cámara a Ángel tenía que ver con la posibilidad de crear, de tener un acceso directo a la voz propia. Creo que tener la cámara y poder narrar el mundo de alguna manera se convirtió en un ejercicio de liberación fuerte para él. Ángel me pasaba el material, yo lo bajaba y lo veíamos con Lucas (N. del E.: Olivares, a cargo de de la Realización e imagen). Son muchísimos videos a lo largo de un año y medio porque después Ángel empezó a tener un celular y perdió el interés en la cámara. Quedaron seleccionados algunos videos que lógicamente eran más cortos o tenían cierta impronta de cómo Ángel ve el mundo y de su posicionamiento de niño inclusive físico, ¿no? Hay muchas horas de él aburrido grabando programas de televisión o dibujitos».Un primer corte de 8 horas: «Tuvimos que hacer un ejercicio de desprendimiento. Es difícil entender hasta dónde radica ese afecto tan grande que una tiene por ciertos momentos y detalles del crecimiento de Ángel. También fue confiar en la potencia de la elipsis, entender que no tenía que ir tanto por un detalle sino más bien trabajar las omisiones y las cosas que quedan por fuera de lo visible. A partir de ahí hicimos como un corte de seis horas, pero después seguimos cortando y parecía que quedaban en cuatro hasta que haciendo la mezcla de sonido nos quedó en tres horas y media».
Financiamiento para producir la película: «Fue súper complicado. En la pandemia tuvimos una asistencia del INCAA, después un pequeño concurso de guión que fue una coproducción de Ibermedia y también un pequeño fondo de Paraguay y con Colombia que nos permitió cerrar la postproducción».El príncipe de Nanawa, ¿segunda parte?: «Muchas veces me lo pregunto. Cuando Ángel era chico teníamos como promesa que íbamos a grabar toda la vida, que él tenía que terminar la película. Yo me imagino retomando porque también hay algo de nuestro vínculo que está mediado por video. Pero está bueno también poder descansar y parar un poco ahora al menos».La gira de la película: cine y plataformas: «Sigue el recorrido de festivales que está buenísimo, hay ahí un camino promisorio lindo. Tenemos estrenos previstos en Córdoba, Mendoza y Rosario. Estamos tratando de hacer una proyección en Corrientes y también en Nanawa y Clorinda. Después tiene un estreno también comercial obligado en Paraguay y Colombia, ambos países co-productores de la película, y luego en México. En plataformas todavía no sabemos porque también hay algo complejo con la duración del documental que siempre asusta a los distribuidores. Sabíamos que era un gesto radical sostener esa duración y de mucho riesgo con respecto a la distribución”
Pablo Kulcar
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