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«Extractivismo»
El concepto de «extractivismo» debemos pensarlo desde una perspectiva que involucra apropiación de un recurso, gran volumen o elevada intensidad como resultado de su extracción, escasa o nula transformación en su tránsito y un destino extranjero para su comercialización. De allí que la soja, el litio o los hidrocarburos estén involucrados dentro de esta dinámica.
Una actividad cuyo desarrollo destruye ambientes, paisajes y comunidades que dejando detrás mayores tensiones y desigualdades, no puede esconderse detrás del endiosamiento del consumo como motor de la sociedad, sino que es el reflejo de la expansión y el perfeccionamiento de las dinámicas de acumulación promovidas por sistemas conectados al capitalismo globalizado.
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A inicios del siglo XXI, nuestra región terminó por normalizar la intensificación de los procesos de apropiación de recursos naturales como única alternativa de generar ingresos. No obstante, esta reconstitución parcial de los indicadores económicos tuvo (y tiene) dos efectos colaterales difíciles de enmascarar.
Por un lado, la violencia desatada contra la naturaleza y el ambiente, traducida en contaminación y agotamiento del recurso y su entorno, y el daño social irreparable, identificable en las enfermedades, la pobreza, la desigualdad y los desplazamientos forzosos para sus habitantes.
Por el otro, la cesión de recursos y capitales hacia terceros, que acaparan el grueso del capital extraído mientras nuestro país recibe apenas una renta mínima. La legitimación viene abrazada al “no hay alternativa”, latiguillo preferido de los intereses involucrados : progreso, desarrollo, empleo, riquezas, todas promesas futuras a cambio de sacrificios presentes
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El Documental
“No es No”, del cineasta Miguel Mirra, indaga en las poblaciones en donde estan instalados o por constituirse, proyectos de extractivismo a gran escala. Las palabras de personas directamente involucradas, como agricultores y simples habitantes, es un reclamo intenso y contundente. No asumir la intensidad de esta situación es por lo menos estar ciegos a la sensibilidad de los que allí habitan.
El problema del agua ya no es un slogan político de los que pretenden que nada se haga, es la razón misma de la subsistencia y eso explica “No es No”. Desde los valles hasta la Puna, asambleas de vecinos y otros participantes, alertan y toman medidas contra las políticas de autoridades y legisladores que parecen no entender que esta en juego.
No solo vemos los lugares sino que el documental es una clase magistral de las razones de estos reclamos. La camara registra una y otra vez las caras, miradas, gestos y voces de aquellos que no toleran la indiferencia de todo un sistema político centrado en la generación de riquezas a costa de destrucción de algo mucho mas rico: la propia gente y su entorno.
Visualmente la película es un medio que nos conecta inmediatamente con lo que se explica y relata. Las geografías en peligros muestra sus heridas, las poblaciones estan desamparadas y solas, pero se organizan y dignifican su lucha. Cada una de las expone a camara tiene una solvencia intelectual en sintonía con el problema a describir.
Un documental imperdible para tomar conciencia y empatizar con la belleza y la importancia de un entrono que nos involucra, aunque creamos estar lejos. Los alimentos y el agua son hoy moneda de cambio por tipos que auguran un porvenir dudoso y en lugares donde la contaminación aun puede estar camuflada, pero las economías regionales, ya mal heridas, exigen las escuchemos.
“No es No” les da voz, rostro y sentido. El documental de Mirra es una proclama política indispensable para pensar y entender el futuro, y un reconocimiento a la participación de los pueblos en aquello que mas los involucra : su tierra.
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