Revista Ms.: una revolución editorial
Revista Ms.: una revolución editorial

Revista Ms.: una revolución editorial

Revista Ms.: una revolución editorial

Hasta comienzos de la década del ‘70 las revistas estadounidenses destinadas a mujeres repartían sus páginas entre artículos pasatistas y catálogos aburridos para amas de casa. La aparición de Ms., una publicación feminista liderada por la periodista y activista por los derechos de las mujeres Gloria Steinem, interpeló a un público hasta entonces poco representado en la prensa gráfica.

Ms. Revista o Ms es una revista feminista y liberal de EE.UU fundada por las activistas Gloria Steinem, Dorothy Pitman Hughes​ y otras, entre ellas Letty Cottin Pogrebin, Mary Thom, Patricia Carbine, Joanne Edgar, Nina Finkelstein y Mary Peacock​Ms.aparece por primera vez a finales de 1971 como suplemento de la revista New York. El primer número independiente fue editado en enero de 1972, con el apoyo financiero del editor Clay Felker fundador de esta revista. De julio de 1972 a 1987 fue publicada mensualmente y desde final de los años 80 se publica trimestralmente​ Su objetivo es sensibilizar a las mujeres y la opinión pública de las cuestiones de género,de la lucha de clases y de la noción de raza a lo largo de los años 1970. En 1976 fue la primera revista de ámbito nacional en abordar el tema de la violencia doméstica. Durante su apogeo en los años 1970, la revista logró una gran popularidad pero no llega a conciliar sus objetivos ideológicas con estrategias comerciales. Desde 2001, Ms. está editada por la organización Feminist Majority Foundation basada en Los Ángeles y en Arlington, en Virginia. La tirada es de cerca de 10 000 ejemplares.

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Katherine Spillar, cofundadora de la organización y directora ejecutiva es la redactora jefa de la revista desde 2005

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Katherine Spillar

 
Junto a sus colegas Dorothy Pitman HughesPat Carbine y Suzanne Braun Levine, Steinem trabajó en la confección de sumarios pensados para una mujer moderna y, sobre todo, real. «Casi todas trabajamos para otras revistas, pero eran revistas que no leíamos porque no hablaban de las realidades que viven las mujeres», cuentan ahora reunidas por el documental Revista Ms.: una revolución editorial, disponible en HBO Max.
 
 
 

Ms. planteó debates aún vigentes alrededor del matrimonio, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y la sexualidad femenina. El documental recupera una edición especial de la revista en la que 53 mujeres confiesan haberse hecho un aborto. Algo similar ocurrió en Argentina, más de treinta años después, cuando en diciembre de 1997 veinte mujeres aparecieron en la tapa de la revista Tres Puntos con el título «Yo aborté».

 

El nombre Ms., cuenta el equipo fundador, llegó como una síntesis entre Mrs (señora) y Miss (señorita), luego de que barajan opciones como Bitch o Bimbo. La primera tirada salió con 300 mil copias y se agotó en pocas semanas en los puestos de diarios de todo el país.

Con una mirada notablemente transgresora, el semanario discutió en sus artículos la discriminación salarial («Las mujeres ganan la mitad que los hombres») o el amor entre personas del mismo sexo («¿Puede una mujer amar a otra mujer?»). El compromiso de la publicación con sus lectoras llegó a situaciones increíbles. La periodista Letty Cottin Pogrebin recuerda que perdieron avisos de grandes marcas cuando publicaron una nota sobre los efectos dañinos de las tinturas en el cabello. «Nosotras defendíamos los intereses de las mujeres», recuerda Pogrebin.

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Orígenes y creación

La Sra. fue vista como una voz para las mujeres, una voz que había estado oculta y excluida de los medios de comunicación tradicionales. La primera publicación de la revista como número independiente incluyó artículos sobre mujeres con experiencia en abortos, promovió la eliminación de términos sexistas del inglés y publicó literatura enfocada en ayudar a las mujeres a comprender que podían defenderse a sí mismas frente a las normas sociales. 

La cofundadora Gloria Steinem quería una publicación que abordara temas que preocupaban a las mujeres modernas, en lugar de solo temas domésticos. Inicialmente, Steinem quería que Ms. fuera un boletín informativo, Patricia Carbine pensó que era mejor convertirla en revista, por el dinero que recibía de los anunciantes y porque podía llegar a su público con su formato visualmente atractivo y fácil de usar. El primer número, publicado en 1972, incluía un artículo titulado «Hemos tenido abortos», una lista de mujeres famosas que reconocían haber pasado por esta operación. La sección incluía un cupón para que los lectores incluyeran sus nombres en la lista. Además, los lectores interactuaban frecuentemente con la revista enviando cartas a los editores .

 

Estrenada este mes, la película de las directoras Salima KoromaAlice Gu y Cecilia Aldarondo se divide en tres partes bien delimitadas. Si bien en una primera instancia desarrolla el contexto de su surgimiento con el movimiento de los derechos civiles como trasfondo, no es un documental celebratorio o acrítico. Por el contrario, releva algunas contradicciones del grupo (formado en su mayoría por mujeres blancas y profesionales de clase media) que sentaban posición sobre temas espinosos, como el trabajo sexual o la pornografía y podían recibir, a cambio, respuestas airadas de lectoras y movimientos feministas.

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Gloria Steinem

«Había sido durante mucho tiempo colaboradora de otras revistas dedicadas a las mujeres así que sabía que los editores hacían todo lo posible para incluir un artículo no relacionado y que no entre en conflicto con anuncios y tal vez una historia corta, pero eso fue lo máximo que podían hacer.  Las revistas para mujeres comenzaron como catálogos con una pequeña «copia complementaria» para los anuncios que trataban sobre moda, comida, entretenimiento, etc. Recuerdo a un editor de belleza que fue despedido solo por escribir que las mujeres jóvenes probablemente no necesitaban hidratantes. Hubo anunciantes que dejaron en claro que no comprarían un anuncio en una revista con «artículos deprimentes o de gran tamaño». Era demasiado esperar que estas publicaran noticias sobre carcinógenos en el tinte para el cabello, o qué ropa se hicieron en talleres de explotación, mucho menos una petición de mujeres conocidas que abortaron y apoyaron la libertad reproductiva.» 

 

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Pablo Kulcar
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