Salvadora, escritora, anarquista y militante
Salvadora, escritora, anarquista y militante

Salvadora, escritora, anarquista y militante

A los 15 años abrazó la causa anarquista. El 20 de febrero de 1912, un mes antes de cumplir 18 años, nació su primer hijo, Carlos «Pitón», y ella dio su primer lucha en pos de una mujer libre e independiente, al constituirse en madre soltera.«He nacido anarquista como se nace genio, como se nace imbécil o como se nace rico». Para Salvadora Medina Onrubia, el anarquismo era, más que una filosofía política, un estado espiritual. Ese compromiso con el otro y con lo colectivo es lo que la película nos pega a la cara, justo en una época en la que este tipo de convicciones parecen adquirir una elasticidad propia de la pos verdad.

.

Salvadora

.

Dirección, guión, fotografía, montaje y producción: Daiana Rosenfeld.

Sonido: Gaspar Scheuer / Música: Martín Rodríguez Calificación: Apta para todo público/ Duración: 60 minutos-

.

.

Natalio “El Tábano” Botana y Salvadora “La Venus Roja” Medina Onrubia  se cansaron y fueron una pareja electrizante. Él, con solo 25 años y dinero ganado en una mesa de poker, funda en 1913 el diario Crítica, creando las bases del periodismo moderno. Ella, militante anarquista y punzante escritora, era madre soltera cuando conoció a Botana. La unión de ambos hizo que Crítica superara los 800.000 ejemplares

Fue colaboradora de La Protesta, Fray Mocho y del diario Crítica.​ En este último, escribió con el pseudónimo Dr. Brea.​ También publicó artículos en medios como Caras y caretas, La Nación y El hogar. Fue autora de varias piezas dramáticas, como Almafuerte, La solución, Las descentradas; libros de poesía como El misal de mi yoga y La rueca milagrosa y una única novela, Akasha.

.

Akasha es un término sánscrito que significa éter, espacio o cielo. También es un concepto de la filosofía hindú y de la teosofía. En las escuelas Nyaya y Vaisheshika, el akasha es la quinta sustancia física, eterna, omnipresente e imperceptible. 
 
.

.

Salvadora Medina Onrubia fue una verdadera heroína descentrada, imposible de definir, mucho menos de encasillar. Escritora, madre soltera, anarquista y militante, aún cerca del poder, cuestionó las costumbres de la época y el rol de la mujer en la sociedad. 

.

La oveja negra: 

Muchas miradas que no entienden de contextos y construcciones complejas y del mundo que atraviesan ciertas personas, intentan exponerla como la desencadenante de tragedias familiares, como al de su primogénito Pitó, quien al  enterarse de boca de su madre que no era hijo natural del que creía su padre, desestabilizó su frágil situación emocional y término en un fatídico suicidio.

El reduccionismo histórico lo hacen los que gana la batalla cultural y en este caso, el documental de Daiana Rosenfeld es un instrumento de análisis que pone en imágenes y sonidos el espíritu que era combustión en Salvadora. Sea en tanto mujer, política, escritora y sobretodo anarquista. 

.

.

Estuvo siempre enfocada y muy conciente del rol de sus ideas como motor de una toma de conciencia social, que intenta desencadenar la liberación de la opresión de un poder, en todas sus formas y en el contexto de un tiempo específico, ejercieron y ostentaron las clases acomodadas, quienes negaban la condición humana de los trabajadores y sobre todo de las mujeres.

Dentro de su variada producción literaria, se destaca Las descentradas, en 1929, que transcurre en Buenos Aires de los años 20 en el mundo de la clase alta. La obra construye un modelo alternativo a la tradición literaria de las historias sentimentales de folletín y de las letras de tango, muy  lejos de los estereotipos de la época.

.

.

Como en todos sus trabajos, Daina los construye con un relato pausado y poético, Las imágenes se sintonizan con las palabras y las fotografías del pasado, lo ubican en la génesis adecuada. Es un documental que se degusta como una buen vino, se saborea y se intuye tendrá los ingredientes necesarios para alimentar nuestro interés, pero sobre todo respeta el alma de su protagonista. La fotografía, desde una constante composición artística, nos empapa de nostalgia. 

Es Salvadora un espejismo que asoma por momentos, con palabras en off que nos convocan a ser consecuentes con nuestras propias luchas. Salvadora se agiganta, aunque también se complejiza, su conducta es propia de una diferente, de una que ve entre las cosas comunes, el hilo conductor de la tragedia colectiva. La directora no hace más que dejar que la historia corra, como un río a su desembocadura, generando nuestra sed constantemente. 

Un trabajo que es valiente porque toma posición. Un documental que despeja las telarañas de relatos escondidos o tergiversados. Una película al estilo de su directora, que trabaja constantemente para apuntalar en el orgullo femenino, su independencia y la posibilidad de constituirse y propagarse como un virus, que se contagia sin vacuna que lo detenga.

Pablo Kulcar
Últimas entradas de Pablo Kulcar (ver todo)
Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *