El ocaso de cultura monolítica
Así como la revolución cubana despertó en toda Latinoamérica sentimientos de lucha política, en Norteamérica hizo lo mismo por el lado del arte, la cultura y las reivindicaciones de los derechos civiles de las minorías
Sus grandes metrópolis fueron y serán más permeables al intercambio cultural y a incorporar ideas y pensamientos surgidos en otras latitudes, quedando en el resto del país profundo, poco margen para la amplitud y la apertura

La música se hace más fuerte y molesta…
De manos del Rock, el pacifismo, el amor libre y sobre todo del consumo de drogas, la juventud de cada pueblito rompió como pudo con esos esquemas conservadores e impregnados de religiosidad. Así se animaron a pensar una sociedad diferente a la de sus padres
Primero fueron detrás del jazz y luego del rock. Entendían el patriotismo de otra manera y no cargando un fusil en Vietnam y haciendo la guerra.
Y finalmente llega al cine…
Corría por entonces el año 1969 y el cine de a poco comenzó a reflejar en imágenes esta búsqueda de placer y libertad. Con Easy Rider, el cine nos muestra el final de una década llena de energía política y alzamientos sociales.
Peter Fonda fue el protagonista principal de esta Road Movie que se impuso y convirtió en símbolo icónico y emblemático de toda esa revuelta sociocultural. Tuvo una carrera marcada por este papel que lo constituyó en la imagen del joven motoquero. Hijo del actor Henry Fonda y hermano de la famosa actriz Jane, falleció en su casa en el 2020.
El poster de ‘Easy Rider’.
Junto a Dennis Hopper (actor y director de la película) y Jack Nicholson, Easy Rider es un viaje de motoqueros por carreteras con un destino fijo. Sus corridas entre pueblos y montañas son algunas de las escenas más reconocibles de la historia del cine de Hollywood.
Easy Ryder se hizo con solo 384.000 dólares y en siete semanas, entre Los Ángeles y Nueva Orleans. Fue un éxito que marcó el camino para el cine independiente y de bajo costo.
Eterna redención
Peter fue casi toda su vida, Wyatt, el rostro californiano con campera del Capitán América y casco de barras y estrellas. Dio toda su vida entrevistas recordando anécdotas de aquel rodaje.
“Menudo viaje”, de una habitación de motel en Toronto en el 67 a armar ruido en la costa de Cannes en el 69. Una carrera loca por las escaleras del Paláis hacia los libros de historia del cine. Buscábamos América. ¿La encontraríamos hoy? No lo creo. ¿Realmente la cagamos? Por supuesto. 50 años después, ¿la seguimos cagando? Por supuesto”. P. Fonda

Wyatt y Billy, en sus motos
Wyatt (Peter Fonda) y Billy (Dennis Hopper) recorren un país cercado por el odio y el fundamentalismo. Se enfrentan a la agresión blanca y sureña que los desprecia y ataca, y a la de algunas comunas hippies que les desconfían. Montados en sus motocicletas cruzan el sur de Estados Unidos. Su único objetivo es asistir al carnaval Mardi Gras en Nueva Orleans. Se financian para esto traficando cocaína en la frontera Mejicana.
En las imprescindibles paradas, el film incorpora personajes que entran y salen de la trama. Son arrestados en uno de esos pueblos por desfilar por la vía pública sin autorización. Un abogado alcohólico (Jack Nicholson) los saca de la cárcel y se le une al recorrido por un tiempo.

Easy Rider a pesar de sus errores técnicos, tiene un valor testimonial. Lo marca su desenlace trágico y moralmente aleccionador. Allí se sepulta aquello que no se acepta ni tolera.
Los protagonistas parecen solo querer viajar y recorrer. Sus charlas alrededor de un fuego reparador responden a sueños idílicos o deseos casi banales. En su viaje son discriminados en un bar y solo tolerados, por un tiempo, en una comunidad hippie. La marihuana y las mujeres son los únicos placeres a los que no están dispuestos a renunciar, por el resto, el camino proveerá.
Junto a dos chicas tienen sexo entre las lápidas de en un Cementerio. La escena describe con colores y movimientos de cámara toda la estética sicodélica de la época. Imágenes casi oníricas se superponen y enmarcan el “viaje con ácido» que experimentan. Un desafío a los cánones culturales de la época en una secuencia que hasta allí era impensable para una película
El mercado no queda afuera y hace su negocio

La imagen de Peter Fonda, con las piernas extendidas sobre su Harley-David, pintada con los colores de la bandera estadounidense, es un emblema del cine de la época. Una foto a la que la economía de mercado no perdió la oportunidad de ponerle precio. Un ejemplar de esa moto se subastó por 1,35 millones de dólares en 2014. También los actores son deglutidos por un sistema que los instala como diseños de remeras.

El final es una tragedia cuando desde un camión les disparan, sin otro pretexto que el odio al diferente que no se adapta. Un símbolo de una sociedad americana monolítica e incapaz de aceptar el desapego a lo material. El sueño americano debe tener una meta y esta de ninguna manera tendrá la simpleza de un “eterno” viaje en moto.
La sociedad espera de su juventud determinadas aspiraciones laborales y familiares y las de Wyatt y Billy son inaceptables. La escena final intenta poner las cosas en su lugar. Dos camioneros serán los guardianes de la moral disparando a los motoqueros hippies, que amenazan las tradiciones culturales de la “nación”. La violencia se hace escena y el sueño de miles de jóvenes norteamericanos es sepultado en el asfalto en un final aleccionador para propios y ajenos. Sin embargo, nada termina definitivamente cuando se hace película y los motoqueros de Easy Rider continúa girando por carreteras imaginarias hasta nuestros días

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