Breaking Bad narra la historia de Walter White (Bryan Cranston), un simple profesor de química con problemas económicos al que le surge un cáncer inoperable de pulmón. Ante la inminente aparición de síntomas, los que demandarían un costoso tratamiento, decide casi involuntariamente comenzar a cocinar metanfetamina para poder financiarlo.
O sea, transforma esa casi bucólica actividad en los claustros, en la adrenalina de una tarea que jamás imagino y lo convertirá en una especie de genio proveedor de estupefacientes a consumidores de baja categoría. Se vincula para ello con un ex alumno, al que recuerda con adicciones y conexiones para la distribución de su producto, Jesse Pinkman (Aaron Paul).
La serie en principio muestra la vida de una docente que perdió la oportunidad de convertirse en hacedor del “sueño americano” de manos de un ex socio. Esta frustración motoriza y desarrolla nuevas conductas de nuestro protagonista, convirtiéndolo en un especialista en fabricación metanfetamina de alta calidad. Wálter solo intentará juntar mucho dinero, pero su sociedad con Jesse le abre cada vez más puertas en un submundo que lo atrapa y lo modifica. Sus conocimientos de química superan la categoría de profesor y desafían a una sociedad que siempre lo vio solo como uno más.
Ambientada en Albuquerque (Nuevo México), se caracteriza por poner a sus personajes en situaciones al borde del colapso constantemente. Situaciones que aparentemente no tienen salida, no hacen otra cosa que obligarlos a modificar una y otra vez su conducta. La propia relación entre ambos se tensa de una manera que exaspera. La trama los reencuentra una y otra vez, aunque estas distancias se hayan forjado en casi todos los casos desde el lado de Walter.
De una pequeña cocina y una distribución casi artesanal, pasan a producir cantidades astronómicas en un mega-laboratorio a las órdenes de un cínico personaje de nombre Gustavo. Este esconde su moderno emprendimiento debajo de un fast food amigable e inofensivo.
Es despiadado y mantiene una imagen social que esconde su desprecio por el prójimo, a quien considera solo un eslabón en la cadena de producción de la droga. Su relación con Walter tiene marchas y contramarchas.Como consecuencia de esta oscilación, se convierte en un ser egocéntrico y enamorado de su propio producto.
Los mundos de la droga son dibujados desde la crueldad de una moral despiadada, sin ética ni piedad. La muerte es una espiral que los rodea y los consume en su propio fuego. Sus propias historias, parejas y familias sufren las consecuencias del delito. Walter tiene un hijo con cierta discapacidad motriz que pareciera ser su límite para el desapego familiar, pero ese lazo tampoco lo detiene. Jesse deambula entre una novia adicta y padres estrictos, muy críticos del rumbo que toma su vida
La ley está representada por la figura de un cuñado policía, Hank Schrader (Dean Norris) que más tarde que temprano, será parte de esta tragedia, no sin antes descubrir quiénes están detrás de este delito. La historia lo acerca a Walter desde la amistad familiar en un contrapunto grotesco. Comparten cenas y charlas, sin que la delgada línea que encubre la doble vida del profesor se rompa.
La mejor metanfetamina se magnifica como una leyenda urbana entre los grandes traficantes. Recorre los desiertos de Nuevo México generando sumas de dinero inimaginables para nuestros antihéroes. Walter entiende este poder, y su nuevo rol de delincuente potencia su autoestima y se trasforma en su propia droga.
Pierde finalmente todos los prejuicios morales de vida anterior y se vuelve un asesino. Solo siente cierta lealtad para con Jesse, quien entra en una escalada de hechos traumáticos que lo impregnan de culpas y dudas éticas- morales, pero todavía reconoce límites, y se aferra a rasgos de bondad y justicia que lo despegan de su socio. Tan es así, que se convierte una y otra vez en víctima del propio Walter.
Walter y Jesse se complementan hasta que la complejidad del entramado, que hasta ahora surfearon con éxito, los desecha. Traficar droga en cantidades casi industriales a carteles de México y con implicancias en Colombia, les queda grande. Los jefes narcos no les perdonan su éxito y establecen con ellos alianzas momentáneas que rotan constantemente. Son parias con el tiempo contado, el negocio no acepta improvisados que se lleven su dinero y acumulen el mismo poder que sus jefes supieron hacer desde las calles a sangre y fuego.
En 2013, Breaking Bad fue uno de los programas de televisión por cable más vistos en los Estados Unidos: la audiencia de la segunda mitad de la quinta temporada duplicó a la de la primera. La serie logró obtener tres años consecutivos el premio a la mejor serie por parte de los Premios WGA y ha ganado dieciséis premios Primetime Emmy. Incluyendo cuatro victorias para Bryan Cranston en la categoría de mejor actor, tres premios para Aaron Paul al mejor actor de reparto, dos victorias de Anna Gunn como mejor actriz de reparto y dos premios a la mejor serie dramática después de tres nominaciones.
La serie también fue nominada a los premios Globo de Oro como mejor serie dramática y Cranston recibió tres nominaciones a mejor actor. En 2013 el Gremio de Guionistas de los Estados Unidos nombró a Breaking Bad como la decimotercera serie mejor guionada de todos los tiempos.
En septiembre del 2013, entró al Libro Guinness de los récords, como la serie mejor puntuada de la historia, La serie cumplio 20 años en 2018 y en 2019 estrenó la película “El Camino” como epílogo final de la saga.
Como todo relato construye malos y buenos, héroes y villanos. Que hace que un ciudadano medio se reconvierta en un narcotraficante y asesino. La historia no intenta explicarlo, solo encadena hechos uno tras otro hasta que Walter se transforma en un verdadero delincuente sin retorno. Jesse es el único que podrá exculparlo, pero su vida ha sido arrastrada hacia el mismo lodo.
El final de todo drama o tragedia exige que el malo pague sus culpas o se redima y se reconvierta. Breaking Bad es una tragedia del siglo 21. Nadie escapa a su destino, aunque no sepamos hasta el último momento que rol define a cada personaje. Será cuestión que como espectadores subjetivos los otorguemos. Walter y Jesse son la cara y seca de una moneda que pasa de mano en mano hasta que pierde todo su valor. Personajes siempre al límite, rasgos de cierta humanidad que se licuan a cuenta gotas, conformnan una historia que nunca nos queda cómoda, pero no es imposible dejar de ver.
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