Padres del rock en Hurlingham
Figuras estelares como Ricardo Mollo, Germán Daffunchio, Diego Arnedo y Tito “Fargo” D´Aviero suman sus relatos a los de otros artistas menos conocidos para narrar la historia musical rockera de Hurlingham en la película “Los Rayos”, de Nicolás Tacconi.
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La película desde mi butaca
Se trata de un largometraje documental en el que una historia ficcional sirve de excusa para testimoniar un efervescente ambiente que desembocó a nivel masivo en la aparición de Sumo y otras bandas satélites, como la Hurlingham Reggae Band. Para ello, el realizador evitó incluir a la popular banda de Luca Prodan entre los puntos a investigar y se centró en los años previos, en un recorrido que por supuesto incluye el quehacer de los integrantes del célebre conjunto.
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“Los Rayos” cuenta la historia de Popa, un hombre de 40 años, quien recibe la noticia de que “El cuerpo pide”, su programa en una radio barrial en el que realiza un seguimiento del ambiente rockero de la zona, llega a su fin por cuestiones económicas. Ante la inminencia de su último programa, el protagonista, quien se ve en la disyuntiva de seguir adelante con sus sueños o aceptar lo que le depare el destino, decide bucear en los orígenes del rock de Hurlingham a través de la palabra de sus protagonistas, acaso con la idea de homenajearlos en su última entrega radial. En ese contexto, Popa, encarnado por Fernando Arnedo, y su coequiper radial, interpretado por Esteban Bigliardi, se lanzan en la búsqueda de los actores que crearon un caldo de cultivo para una explosión sonora que aportó páginas destacadas en la historia del rock vernáculo, con el objetivo de conocer los hechos de primera mano.
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El recorrido es una auténtica película documental de lo que es el rock como punto de partida para talentos que triunfan y otros que brillan y se apartan. Es una verdadero espejo que refleja sentimientos, sin grandes palabrerías, ni inventando fabulas o apologías innecesarias. Es todo tan verdadero que no le sobra nada, ni nada le falta. Los lugares estan seleccionados para aportar a esa identidad que se esta buscando. El rock del oeste se desprende del rock del conurbano y diría que también, queda enganchado. La película es un registro de como se hizo música desde lo que hoy vemos como tecnología precaria o infraestructuras básicas. Los equipos y las consolas nunca fueron escollos para la creatividad y la pasión.
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Este reconocimiento no es nostálgico, es un dato descriptivo. Lo hicieron con casi nada, pero con todo lo demás. Aquí están los viajes en tren, las juntadas en galpones o garajes, los discos que viajaron de contrabando desde el exterior y como fogones sonoros agruparon a tipos que sabían escucharlos.La búsqueda era algo natural, los portagonistas muestran huellas de un tiempo que los convoca. Los comienzos estan contados en relatos cortos, sin excesos y con pausas, como un cuento que nos atrapa y nos niega su final. La historia tiene el color de la verdad, sin adornos, son imágenes de algo que fue austero y sencillo. En cada rostro y cada frase, todos siguen siendo músicos del oeste, de hurlingam, del conurbano y de un sonido que no muere.
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La fotografía es algo que eleva el relato, lo coloca en el lugar lírico y artístico que merece. Lo acuna como algo valioso y lo deja nacer en imágenes y sonidos. Las dirección del documental es exquisita, rescata lugares y construye secuencias que nos producen un entrañable sentimiento de compañerismo y empatía con el otro.
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Es un documental de rock y este suena de manera extraordinaria, los punteos y rasguidos de guitarras son convertidos en imágenes, en una paleta audiovisual que adquiera categoría de perfecta. Un registro fílmico que merece ser visto por todo el mundo del rock nacional, por los jóvenes que intentan hacer música y por aquellos que quieren ver en el cine una obra artística que no se desentiende de ninguno de los aspectos que le dan forma.
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Nicolás gustavo Tacconi es actor, guionista, director y productor hurlinguense. En el 2013 escribe, produce y dirige el documental «Aire de Chacarera», sobre la figura del gran folklorista Mario Arnedo Gallo. En 2017 filma su segundo documental «Los Rayos», en el que sigue el rastro de una generación de músicos que vivían en Hurlingham en las décadas del 70 y 80 y en el 2021 estrena «Bigli», su primera película de ficción, en la que Luis Luque brilla interpretando a un periodista veterano que debe lidiar con la viudez, el alcohol y el cuidado de su sobrina.
Nico Tacconi filma como cuenta las cosas cotidianas, ahonda más en el humano que en la (supuesta) estrella de rock, en el caso Rayos, juntó un par de amigos (Fernando «Popa» Arnedo y Esteban Bigliardi) los subió a un Mehari y desde ahí hizo descubrir a más de un desprevenido rocker suburbano que algún vecino de su barrio era, ni más ni menos, un músico que gestó el rock en la ciudad.
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“Quería contar qué había en Hurlingham antes de Sumo. Llegar a ese momento en que había que decidir si se dedicaban de lleno a la música o no. Quería mostrar qué había hecho antes de ese gran momento todo esta gente porque me parecía muy destacable el hecho heroico de haber elegido hacer música. No era fácil en ese momento”
¿Cómo surge la idea de trabajar esta temática y cómo se fue armando la producción?
Nosotros habíamos hecho con Fernando Arnedo el documental “Aire de chacarera” y había sido una experiencia increíble. Además, nosotros somos de Hurlingham. Yo había escrito un guion cuando era joven. Después vinieron los dos documentales y, cuando terminé el último, se me ocurrió contar qué había en este lugar antes de Sumo. Fui hablando con gente y recogiendo testimonios. Lo convoqué a Popa (Fernando Arnedo), con quien habíamos hecho alguna vez un programa de radio, así que decidimos contar la historia desde ahí. Por eso, como hay cosas de ficción, está Esteban Bigliardi, que es un actor y amigo. Popa es sobrino de Diego Arnedo, que ya había estado en “Aire de Chacarera”, así que hubo muy buena onda y eso nos abrió la puerta a otros entrevistados.
¿Qué dificultades encontraste a la hora de narrar la historia?
N: En realidad, fuimos muy cuidadosos en no meternos en nada que tuviera que ver con Sumo. A Daffunchio, cuando fuimos a hacerle la entrevista, le dijimos que no le íbamos a preguntar nada de Sumo, que queríamos saber qué hacía antes. No molestar con eso fue evitarnos la mayor dificultad.
¿Qué te movilizó a narrarla ?
N: Particularmente estaba en un momento en que sentía que tenía que tomar una decisión real sobre dedicarme a hacer la película y me asocié yo a eso de valorar ese momento en que cada uno empezó a hacer música y tomé la decisión de seguir ese camino. No es una decisión fácil.
¿Qué aporta en este sentido todo lo que se ubica en el plano de lo ficcional en la película?
N: Aparte de contar esto, queríamos poder decir algunas cosas puntuales sobre lo que significa ser libres o buscarlo. Por esto está Bigliardi, que lee algunas cosas de (Sam) Sheppard o de (Charles) Bukowski que tienen que ver un poco con eso. Pero son como adornos. El núcleo es lo otro.
¿Qué enseñanza extrajiste de esta experiencia?
N: Que si querés hacer algo, tenés que ir con todo por eso.
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