Argentina | Documental | 1971
Por sus abundantes ideas formales y la audacia de su propuesta (seguir la trayectoria europea de San Martín), muchos consideran que este atípico documental es el mejor film de Jorge Cedrón. Se trata de una contracara formal e ideológica de El santo de la espada.
Equipo
- Dirección: Jorge Cedrón
- Guión: Tomás A. Sánchez de Bustamante
- Guión: Miguel Briante
- Fotografia: Alberto Cedrón y Miguel Rodríguez
- Musica: Miguel Pérez
Por los senderos del Libertador
Es una película de Argentina dirigida por Jorge Cedrón sobre el guion de Miguel Briante, Juan Gelman (que no aparece en los créditos) y Tomás Sánchez de Bustamante. La película se produjo en 1971 y no se estrenó. Formó parte de un proyecto llevado a cabo entre 2001 y 2013 por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina para la recuperación y restauración de algunas películas argentinas, que incluyó una restauración digital de este filme, que fue exhibida en el Festival de Cine de Mar de Plata. El filme contó con la voces de Héctor Alterio, Fernando iglesias, Gianni Lunadei y Luis Barón.
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Se trata de un filme que Cedrón realizó por encargo del gobierno del general Lanusse, incluye dibujos de escenas de batalla hechos por Alberto Cedrón calcando imágenes del filme que el año anterior había dirigido Leopoldo Torre Nilsson, lo que fue hecho sin que éste lo supiera, aprovechando que el montador trabajaba en el mismo laboratorio donde se había procesado aquella película.
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Historia de José de San Martín, en especial su vida en Europa.
Actores de voz
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Comentarios: Sebastián Russo opinó:
Filmada un año luego de que su admirado Torre Nilsson estrenará El santo de la espada, este film parece ser el momento de ruptura con su maestro y asunción de su propia estética y posicionamiento político. El retrato que aquí encara Cedrón es el de la serie peronista: San Martín-Rosas-Yrigoyen-Perón y lo hace buceando por su recorrido europeo. Revisitando lugares donde Don José vivió, actualizándolos con imágenes contemporáneas, atravesadas por escenas de batallas dibujadas por su hermano Alberto Cedrón y escenas de músicos y bailaores flamencos, de corridas de toros, que construyen una suerte de irrupción del espacio temporal que lo contuvo.
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La película desde mi butaca:
Cedrón construye una suerte de retrato de autor, en absoluto guiado por una cronología temporal, ni por los tópicos historicistas, sino por una actualización que incluye no solo una trama política revisionada y revisionista, sino un modo documental estético-reflexivo, que incluye un trabajo sobre las imágenes (solarizaciones, imágenes fijas con movimientos dentro de ellas) lejos de la tradicional y ascética estética documental.
Por sus abundantes ideas formales y la audacia de su propuesta (seguir la trayectoria europea de San Martín), muchos consideran que este atípico documental es el mejor film de Jorge Cedrón. Se trata de una contracara formal e ideológica de “El Santo de la Espada” (Torre Nilsson, 1970) y describe al prócer en términos decididamente humano.
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El documental es tan rico en imágenes como en la construcción de la personalidad de San Martín. Hay una mezcla de tiempos y contextos que construyeron a este militar y político, de una forma que por momentos pude resultar confusa. Es la historia la que debe ser leída para entender las actitudes de Don Jose: Militar del ejercito español que luchó contra Napoleón y contra los musulmanes que ocuparon parte de esa España y el norte de áfrica. Un mandato autoimpuesto que lo lleva toda su vida militar y política a actuar al extremo. Para tal tarea gigantesca, se necesitó una también gigantesca fuerza de convicción. La estricta exigencia militar y entrega incondicional, por parte de sus subordinados, es la manera en que entiende la libertad.
El director es meticuloso en exponer al general como alguién al que esta idea le queda corta. No es solo el axioma que devino de la revolución francesa, es algo que lo impulsa a vivir. Cedrón humaniza lo que ya de hecho es muy humano y adquiere características de diferente, ese es el general San Martín.
Quizás, un hombre que como una topadora, solo entiende la vida en movimiento permanente y nos termina superando como pueblo.Las imágenes de la España de antaño, con sus colores a pleno sol, nos ubica en esos lugares y el placer visual de recorrerlos, son cine en su máxima expresión.
Jorge Cedrón: Realismo subjetivo y militante.
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La obra de Jorge “Tigre” Cedrón tiene la pasión de los autores que hacen lo imposible por exhibir su cine y agitar las mentes de aquellos que las ven
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Perteneciente al cine político de la generación del ’60, el llamado “Nuevo cine argentino”, Cedrón tuvo la fortuna de realizar cortos y largometrajes de ficción y documental, la extrañeza de filmar por encargo de un dictador y la sola opción de proyectar otros films en la clandestinidad. Finalmente, alejado en el exilio y vigilado por la sangrienta dictadura que dominaba la Argentina en 1980, tuvo una enigmática y violenta muerte.
En su tiempo en Francia, Jorge Cedrón procuró preservar sus películas repartiéndolas como piezas de rompecabezas por Europa y América. Cada lata en una mano amiga que pudiera ocultarla del olvido. Veinte años después, su hija Lucía Cedrón recordó que hay labores imposibles como unir ese puzle, y decidió acoger esa imposibilidad. Gracias a esta epopeya cinematográfica, hoy podemos hacernos de su obra de arte militante, tan conmovedora en su contenido como en la manufactura estética que la detallada restauración permite destacar.
De valor histórico y cinematográfico fundamentales para la cultura argentina, sus películas fueron guionadas por escritores como Juan Gelman, Miguel Briante y Rodolfo Walsh.El film “Operación masacre”, apoyado en el libro escrito por Walsh -que inauguró el género de novela no ficción-, y que relata el fusilamiento de militantes peronistas en 1956. Este contenido político de denuncia, anunciaría el destino del cineasta.
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La expresión que elige Cedrón para el compromiso y la curaduría militante de su narrativa, es la forma en la que cuenta las historias. La composición de planos y los ángulos elegidos tienen lo asombroso de la espontaneidad y del cálculo milimétrico, algo contradictorio y sin embargo posible.
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