Sinopsis
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El film “Los hijos del viento” del director Marcelo Gálvez rescata la obra del fotógrafo argentino, Los hijos del viento es un documental dirigido por Marcelo Galvez. Año: 2020. alrededor del mundo. Martín es un viajero empedernido. Su avidez por “andar por ahí” comenzó a los 17 años cuando cargó su cámara y salió a caminar por Latinoamérica. Sus registros fotográficos alcanzan a habitantes de todos los continentes y ofrecen una reflexión sobre la alegría y el dolor en todas las geografías. El documental indaga y busca entender desde la mirada del director el por qué de los viajes de Barrios en dónde muchas veces pone en peligro su vida.
Galvez es licenciado en Cine, Video y Tv y docente de la Cátedra de Guión 3 en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata.
«Es una película pensada y desarrollada en términos de un ensayo, tratando de encontrar las respuestas y sin tener una conclusión determinada. No es un documental que está completamente predeterminado en su devenir, sino que el tiempo es el que le va dando maduración y encontrando respuestas cada vez más profundas.»
Dirección y Guión: Marcelo Galvez
Reparto: Marcello Galvez y Martin Barrios
Música: Lis Volcoff
Fotografía: Martín Bastida, Marcelo Galvez
Género: Documental
La película desde mi butaca
Marcelo construye una introducción donde explica algunos de los motivos y expectativas que tenían, tanto él como Martín, con respecto a la fotografía. Un recorrido ensayístico sobre la foto como registro social de actitudes y de formas de vida. Y sobre todo: una búsqueda casi filosófica de un objeto que nunca se podrá tener, la personalidad y la vida de cada lugar o persona a la que se redescubre a través de la cámara. Las primeras imágenes transitan la infancia del fotógrafo, admirando la India y luego recorriendo sus libros de trabajos anteriores. No se trata solo de un conjunto de fotos, hay una prosa que las acompaña, y por lo general, es un análisis introspectivo de su propios sentimientos.
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Su madre y sus relatos, ayudan a construir al personaje: un niño que fantasea constantemente con la geografía de países que aparecen en un mapa colgado en la puerta de su habitación. Martín tiene una forma muy barrial de hablar que hace de imán a sus palabras, sus anécdotas siempre encuentran lugar para una risa contagiosa y justificada. Sus fotos hablan por él y el habla de sus fotos. Los textos que las acompañan son tan ricos e introspectivos como los detalles que captan sus lentes. Recorre la India y expone sus lastimaduras y su magia, indivisible y misteriosa.
Llega el turno de África, allí Martín tiene una mirada más intensa, son muchos primeros planos, parece buscar algo en esos rostros. En algunos casos destaca marcas en las caras de los retratados, una pertenencia determinada. La búsqueda es la trascendencia, es ese algo que no se puede definir cuando los ojos enfocados miran a cámara. Es un puente invisible por el que se cruzan por unos segundos. Marcelo se preocupa por el contexto, intenta explicar, desde su visión, que está viendo en ese increíble mundo de retratos y paisajes. Profundiza y reacciona, sin ser complejo, a lo que las fotos, lo que allí se expone y el propio Martín genera.
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«África es el fracaso de la modernidad,el Sahara es un lugar indómito, los camellos y esos personajes que los montan parecen un héroes de aventuras de Kipling, fui a la India por Kipling. Todos los viajes al áfrica remiten a mi infancia o la representación de ella»
Llega el momento de su pintura, allí cuerpos desencajados de la belleza estereotipada, conviven con situaciones ambiguas de violencia y dolor. La sangre se hace presente e impone un límite. La tía le pide que pinte “cuadros lindos”, pero Martín piensa que los lindos son una mierda y pinta lo que para él representan las cosas.
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Llega la perla: un viaje a la ciudad más lejana del mundo. Los kazajos en Mongolia, con ellos vive una semana, el frío es una daga que lo atraviesa, pero para esos tipos esa es su tierra. Las águilas los sobrevuelan y siente que está a kilómetros de lo todo ese mundo significan para ese pueblo.
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Marcelo hace de su trabajo casi una dirección de orquesta, expone y contextualiza, pregunta y filma a Martín cuando relata. La película es una disección anatómica de un artista humano y talentoso por otro, que desde otro tipo de cámara, rearma con el mismo talento, lo que el fotógrafo va dejando.
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Una collage audiovisual que pasa por todos los lugares, por todas las aristas, desde la militancia política hasta esa cuestión tan personal y casi autorreferencial de no llamarse fotógrafo. La prosa de Martin es poesía, es la estructura sintáctica de sus fotos. Los hijos del viento siguen el compás de ese susurro que los sobrevuela, aunque ya no haya una camara que los enfoque.
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Anduve por ahí…Vi hombres comiendo perros y perros comiendo hombres…..
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