Pablo Kulcar
El contenido editorial del diario clarín desde su línea ideológica, recorta la realidad para construir noticias desde su macro visión del “deber ser” o sea en otras palabras: qué cosas entiende como buenas, útiles y necesarias y que otras, considera destructivas e inadecuadas. Como dijimos, el lugar desde donde se referencia no es el bienestar social, ni la capacidad de alimentar un pensamiento crítico en sus lectores, sino solo su capacidad de generar una manera de interpretar la realidad, que ayude a su única y suprema finalidad: generar dividendos y ganancias para sus accionistas.
Como todo emprendimiento privado y comercial se ubica más lejos de la idea altruista de explicar qué es lo que sucede y mucho más cerca de su necesidad de lucro. Por lo que en su funcionalidad operativa y comercial buscará, desplazar a sus competidores, construyendo un producto que lo posicione en la mira de aquellos que buscan legitimar sus ideas en medio de comunicación al que toman como referente de la supuesta “verdad”
.
.
Para esto debe construir un mapa conceptual que los lectores puedan seguir. Para solidificar su mensaje el diario recurre al manejo de representaciones emocionales y fundantes del ser nacional. Estos son registros solapados que remiten a nuestra educación primaria y sustentan modelos y juicios de valor que nos formaron como sujetos sociales, Estos son manipulados como utilización simbólica de sus significados y fueron construidos como fundantes en un inconsciente colectivo de formación escolar. Héroes, mitos, leyendas y tradiciones están cargados de conceptos éticos y morales que se ven desplazados de forma subliminal a ser contexto simbólico en el que referenciarse. La idea es que esta conexión directa con aquello que se nos impuso como verdades y valores desde chicos, se asocie directamente en la lectura del contenido periodística. Se intenta un reduccionismo histórico poco perceptible sobre lo bueno y lo malo, instalando estas dos categorías como puntos inamovibles y fijos. Se construirán nexos entre el ayer, estudiado en la escuela y el hoy ,que el propio diario descubre. Encubriendo una valoración económica, social, cultural e ideológica, sesgada como un registro sociológico de nuestras propias conductas y destinos.
.
La escuela es un espacio físico concreto con una trama compleja y heterodoxa de actores individuales y contextos históricos diferentes. Clarín intenta ser ese espacio donde la memoria recortada y resignifica fechas, hechos y tradiciones, camuflándose en lenguaje periodístico, para sacarlos de su temporalidad pasada y convertirlos en una visión de cómo se debe leer y legitimar la realidad social.
.
.
La escuela es formadora de contenidos y su carácter universal intenta darle capacidad de cohesión a los niños que serán la estructura de la sociedad. Básicamente intenta imponer qué cosas son formadoras de la idea “Nación para todos». La historiografía moderna pasó identidades universales, a través de la educación primaria obligatoria, a la formación del ciudadano político, mediante la articulación de los conceptos Estado y Nación y en una tarea dinámica y pedagógica. Clarín busca ser ordenador de esa mecánica significante para que la formación del ciudadano sea útil a sus intereses. La lectura, significación, elección y diagramación de los hechos históricos deben instalar una estructura de pensamiento superador del razonamiento libre , y avalar una sola interpretación, la que represente los intereses que defiende el medio.
Esta tarea es sobre todo expuesta en términos de valoraciones es muy común leerla en el diario como un titular: (Clarín 11 del 9 pág 36) “La intolerancia es una constante para entender la Argentina”. La nota expone crónicas en los que la violencia se exponen en casos donde de ninguna manera lo que está en juego es la concepción de tolerancia, sino que las luchas que componen estos conflictos, parten de situaciones sociales de desigualdad profunda y donde está bien marcado quienes son dominantes y dominados. Categorías constantemente diluidas por el relato del diario.
Actualmente la llamada posmodernidad y el colapso de ciertas ideologías políticas permite que conceptos como “el capital”, y tantos otros, tengan una circulación y connotación variada. Lo que finalmente se intenta es la degradación de algunas posturas ideológicas en un intento de banalización de determinados conceptos, como la aceptación del otro como parte indispensable de nuestro propio desarrollo, igualando lo que antes era diferente. Esta circulación conceptual en un mercado globalizado es un capital a tener en cuenta. Un conjuro de identidades desdibujadas e inestables intentará poner en duda la propia historicidad, reduciendo todo a la capacidad del público a creer o no.
Toda esta mirada editorial está pensada para un ciudadano urbano, donde los intereses económicos buscan coronarse por sobre los históricos, éticos o estéticos.
.
.
…” Las luchas semánticas por neutralizarse, perturbar el mensaje de los otros o cambiar el significado y subordinar a los demás la propia lógica, son puestas en escena de los conflictos entre fuerzas sociales, entre el mercado, la historia, la publicidad, el estado, y la lucha popular por sobrevivir… (Culturas Híbridas,N.Garcia Canclini, Paidos, Estado y sociedad 87)
Clarín escribe su contenido diario con la intencionalidad de ubicarlo en un lugar hegemónico, instalando su relato como a lo que Pierre Bourdieu llamó “Habitus” o sea un sistema internalizado de condiciones objetivas en clave subjetiva. Disposiciones pre reflexivas e inconscientes que predisponen a los sujetos para actuar y evaluar los hechos de determinada manera, sin cuestionamiento alguno. Dentro de este esquema de “La verdad” se entra en una dinámica denominada construcción de Simulacros. El recorte de los hechos no es la realidad y altera su significación formando una nueva imagen. No es una deformación de conceptos sino una suplantación de unos por otros. Los signos impuestos como “la realidad” son artificiales y construidos desde determinados intereses. Esta es la nueva realidad construida, una simulación donde la información muestra algo de lo que era y la nostalgia por viejos valores, le sirven de anclaje ideológico a lo que se quiere instalar. Este persigue una estrategia de disuasión y resignificación de la opinión pública. El diario quiere escenificar una fragilidad en el sistema social de las instituciones para ocultar la propia. La cuestión es exponer lo real con lo imaginario, la verdad con el escándalo, la ley con la transgresión, el sistema con la crisis. En síntesis, discursos que se limitan a ser metáforas del poder, a convertir valores en mercancías.
.
.
Cada actor logra una filosofía de vida banal, basada en gustos y miradas irrisorias y parciales de lo que en su momento fue la problemática social. No llegan a cambiarla ni afectarla, es solo un conocimiento parcial y sin profundidad, ni contextualización, funcional a una determinada ideología. Miles de imágenes construyen una escalada hacia la nada, instalando un hedonismo que aleja al individuo de su vocación rupturista y rodeándolo de una tolerancia domesticada. En los hechos configura ese hoy que los medios nos presentan en bandeja. En este hoy el sujeto a mirar soy “Yo”, ya no hay un “Gran sujeto social” que me constituye (a su referencia y me determina), soy “yo» universal y esta cualidad fetiche del mundo globalizado, me consume e interpela. Se me ofrece como un dogma a seguir y lo peor, como si en verdad fuera una construcción propia y libre. Básicamente una especie de conclusión a la que llegamos por un analisis personal.
La tecnología ocupa cada vez más espacio en nuestras culturas, infinidad de repertorios están a disposición de cada sujeto. Esta homogeneización y estandarización son el marco ideal para un mercado globalizado de verdades relativas. Su lugar dentro de la “Aldea global” no es neutral, sino que responde al poder vertical de nuestro guía y mentor. La aparición de internet complejiza y habilita las comunicaciones instantáneas de forma simultánea en tiempo real y de punto a punto. Es el soporte exacto que la ideología dominante exige y necesita para una articulación digital engorrosa e imprecisa que nos interpela y exige un agente ordenador. Desde ya que Clarín será ese maestro, que desde su medio pondrá cada cosa en su lugar. Un lugar privilegiado como poseedor de todas las herramientas tecnológicas, repetirá esa verticalidad que desde su nacimiento ha instalado. Los dueños de la tecnología (poder real) generadores del relato ordenado y didáctico, y por otro lado, consumidores satélites como soportes y consumidores del mismo.
.
.
El discurso unidireccional se generaliza en casi todo el mundo y es generado por conglomerados de empresas mediáticas en rutas virtuales. Sus contenidos son segmentados y personalizados a la carta de quién lo esté consumiendo. Estas nuevas condiciones conectan lo local y lo global en todo momento y lo que multiplican es su poder. Por allí se pasearán microrrelatos connotados para guiarnos en su comprensión. Estos reproducen las máscaras que habilitan la “simulación” de una verdad escondida entre ideas empequeñecidas y ante tanta oferta vacía. Pero los pensadores mediáticos del sistema le aportaran al público consumidor las claves de un lenguaje que tiene su doble sentido: liberador y dominante.
A partir de los 90 la explosión de las comunicaciones inalámbricas con mayor capacidad de conectividad y ancho de banda establece una realidad tan amplia como indescifrable. Esta red ha transformado la prensa, se leen lo periódicos en línea, sus contenidos están conectados a más redes que todas intentan explicar los mismos hechos desde su paradigma conceptual o, mejor dicho, desde donde les interesa contarlo. Las redacciones son lugares de procesamiento digital, de informaciones globales y locales. Esto conforma un flujo informativo que navega como si fuese una corriente eléctrica y suministra energía a cada puerto o salida de la misma. Los medios locales necesitan contactos con las megacorporaciones tecnológicas para tener un crecimiento sostenido. Así adecuan sus miradas ideológicas con la interacción de aquellas a las que les deben pleitesía comercial y empresarial.
.
.
¿A qué cosas teme Clarín y a quién?, históricamente les tuvo temor, recelo y desconfianza a los movimientos populares, a un observador que desde un espacio político valoriza los hechos según sus propios intereses y elabora conceptos que lo diferencian del relato” oficial». Un ejemplo puede ser la categorización de la palabra pueblo, (más allá de su semántica) entendida como una fuerza social unida por lazos afectivos y de identidad real, construyéndose como sujetos que se igualan en sus reclamos y necesidades, y sobre todo con cierta relevancia en sus reclamos al poder establecido.
En síntesis, la fuerza de ruptura de un sector auto percibido como unificación simbólica y que se ve a sí mismo como un todo. Esto el liberalismo del diario intenta licuarlo en un antagonismo donde el juego democrático no los elimine, pero no le reconozca como agente de cambio, estableciendo una idea superadora de lo político sin lucha, sin movilización afectiva del otro, sin identificación con aquellos ideales que construyen un puente entre pares y donde comparten necesidades y falencias, construyendo la idea tan temida de Pueblo. Ante esto hay que defenderse instalándolo como enemigo e intentando neutralizar su mirada, sus reclamos e identidades. Allí surge la idea de asimilarlo en una nueva construcción de relatos. Estos deberán ser leídos con el análisis interpretativo del observador que los relata (el diario) aunque involucren a actores sociales de movimientos populares que tienen intereses distintos a las lógicas promercado. Ser la referencia de aquello que no solo nos constituye en una sociedad con futuro, sino ser el encargado de explicar el camino, corregir los desvíos y recordarnos que es lo que debemos ser. Desde ese lugar estructural se instalará paso a paso y letra a letra, un decálogo de verdades relativas, como puente directo a esos conceptos de formación educacional que intentan constituirse en una nación, con una sola posibilidad ideológica de futuro, la que Clarín nos bosqueja cada mañana.
.
.
![]()
- LA VENGANZA, a fuego lento - 13 de mayo de 2025
- 227 lunas, de mentira - 11 de mayo de 2025
- Las cinéphilas, una rutina sin cortes - 10 de mayo de 2025