Vito Dumas era un hombre muy activo. Le gustaban los deportes y se había destacado en la natación. Además pintaba, hacía escultura. Cursó estudios en la Academia de Bellas Artes.Tuvo una epifanía de gloria sobre su futuro que parecía inalcanzable, pero finalmente la concretó….
Era hijo de padres en buena situación económica, estos perdieron su fortuna y tuvo que salir a trabajar de joven: «Tuve que limpiar pisos, hacer mandados, lustrar chapas de bronce de algún negocio«.
La primera hazaña: De Europa a Buenos Aires a vela y solo
El 13 de diciembre de 1931, sin haber navegado jamás antes en mar abierto,Vito Dumas partió de Arcachon (Francia) en el velero «Lehg», reconstruido de una vieja embarcación arrumbada en un astillero frances. Dumas siente que su meta es dejar una impronta de algo fantástico, se trata del “Romanticismo” en su más exacta definición, algo que sea espectacular y que actúe de antecedente a nuevos intentos.
Navegar 4500 millas náuticas en solitario y unir Francia con Buenos Aires, le parece una idea que se acerca a la epopeya que sueña. Lo hace con todas la dificultades que ello conlleva, pero aparece varado y dormido cerca de Rio Grande do Sul, donde lo rescata la Marina brasileña. El Lehg le había dado todo, hasta la vida misma de su madera que se estaba agotando y pudriendo. Arriba a Buenos Aires el 13 de abril de 1932, después de 121 días de navegación.
Se le había instalado la idea y el desafío, de navegar en solitario hasta lo impensado. El documental registra, con objetos particulares y fotos, los tiempos que relata, pero la imagen del velero y un Dumas joven y sonriente son la foto que mejor lo retrata.
Este primer desafío actúa como un disparador que motoriza su vida y hacia allí volverá una y otra vez. El documental tiene una precisión de reloj en cuanto a los datos. Nos instala al personaje en su propia realidad personal de ese quijotismo un poco narcisista, pero valiente. La cámara del director recorre cartas náuticas y mapas con una voz en off que va impregnado de dramatismo los diferentes recorridos.
Sin saber nada de navegación intuimos los desafíos y abusos de las condiciones climáticas a las que surfea como un sabio empoderado de una mística gloriosa. En esto el film es muy concreto, agiganta la historia, ya que detalla las realidades estructurales del barco y las posibilidades físicas limitadas de Vito en soledad. Su velero es acechado por vientos, olas y tempestades constantes
Los cuarenta bramadores (el viaje alrededor del mundo)
El 27 de junio de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, partió para su mayor hazaña: la vuelta al mundo en solitario. La ruta que siguió recibe el nombre de «Los Cuarenta bramadores” por el itinerario directo a una zona de fuertes vientos y frecuentes tormentas, denominada, también «la ruta imposible» debido a que varios navegantes la habían intentado pereciendo en ella.
Luego de haber recorrido 20.420 millas náuticas (37.818 km) a través de tres océanos, regresó durante la mañana del domingo 7 de septiembre de 1943 a bordo del “Lehg II” (437 días de los cuales 274 fueron navegando)
En 1937, probando este barco, tuvo muchos inconvenientes y decidió venderlo al doctor Rafael Gamba, pero años después, cuando la hostilidad manifiesta de toda la aristocracia náutica y sobre todo porteña, lo menosprecia por una valentía que los exaspera, le surgió la idea de dar la Vuelta al Mundo y lo vuelve a comprar.
Voy en esta época materialista, a realizar una empresa romántica, para ejemplo de la juventud
Luego de un año y treinta y seis días, por la temible ruta de los «cuarenta bramadores» y de tocar los puertos de Ciudad del Cabo, Wellington, Valparaíso y Mar del Plata atravesando el peligroso Cabo de Hornos, arribó el 8 de agosto de 1943 a Buenos Aires, donde la gente lo recibió con buen afecto.
Esta es la historia más fuerte, las fotos nos recrean momentos e intimidades, las peripecias están detalladas con la dosis atrapante de una intriga cinematográfica, nadie dejará el documental hasta el final. Nadie abandonará a Vito hasta saber de su suerte y eso es mérito de la película.
Se relatan después sus otros intentos por llegar a New York, se expone la displicencia asesina de aquellos norteamericanos que no le dan auxilio, la voz en primera persona de su hijo y el historiador de su biografía, nos traen por momentos al hoy, poniendo en contexto cada situación.
Un apartado importante es aquel donde el general Perón, ya presidente, le reconoce sus capacidades e ideológicamente le otorga un grado militar naval, dándole la posibilidad de organizar una escuela de navegantes para aquellos que no tienen recursos para pagar un curso.
Esto alimentará el odio de clase de todos aquellos enfrentados al peronismo y los llevará en un paroxismo de envidia y tildar a un hombre con esa valentía de mufa, en un cruel intento por derrotarlo moralmente.
El documental nos regala un relato histórico de su coraje y su obsesión, que como un Cervantes de la náutica busca derrotar no molinos de viento sino tempestades, vientos y todo tipo de inclemencias, y sobre todo a esa soledad que siempre lo acompañó en sus periodos de navegación.
El director Rodolfo Petriz interpela sobre el secreto de las iniciales que fueron nombres de sus dos primeros barcos, pero si bien le sugieren pertenecen a una mujer, su nombre queda flotando como un secreto a la deriva en las mareas del misterio.
El documental es fiel a su cometido y con precisión relata los hechos, trabaja las imágenes con un rigor cinematográfico que le da intriga y suspenso, describe con fotos y entrevistas la personalidad de quien habla y sobre todo es entretenido y atrapante.
Es una historia de superación, el trabajo de reconstrucción de sus rutas sobre cartas o mapas náuticos atrapa visualmente gracias al relato del director, que jamás pierde el pulso de su película y la atraca al final del camino con la misma virtuosidad de aquel eximio Navegante Solitario
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