Una historia crítica
Una historia crítica

Una historia crítica

Por Ale Tevez.

Unas palabras con Alejandro Sammaritano acerca del legado de la revista Tiempo de Cine

Este texto fue publicado en la edición numero 3 del newsletter.


Hemos hablado tanto de generaciones pasadas de cineastas que nos habíamos olvidado de la otra pata que acompaña al cine. Esa parte tan ¿devaluada? pero tan fundamental. Hay quienes afirman que los grandes momentos del cine fueron acompañados por grandes momentos de la crítica y un periodo crucial como la generación del 60 en Argentina tuvo su acompañamiento con Tiempo de Cine. A 60 años de su fundación, hablamos con Alejandro Sammaritano, hijo de Salvador y quién tomó el legado del Cine Club Núcleo, entidad responsable de la revista en cuestión.

Antes de conocer sus apreciaciones acerca de Tiempo de Cine, hagamos un poco de historia. La revista, que fue fundada en 1960, es un material de archivo fundamental para el cine argentino. No solo su valor histórico la hace grande sino que su lectura es realmente una forma de vivir un contexto donde todo era prometedor: los cambios de paradigma, la apertura al mundo y obras (hoy) imprescindibles para la cinematografía mundial. Todo estaba en Tiempo de Cine.

«Fue pionera. Sesenta años después sigue siendo recordada y respetada, tanto por su contenido e información como por su valor histórico. Me sorprendió, a título de ejemplo y anecdótico, una publicación que ofrecía en un conocido sitio de ventas online, a un precio más que caro, las fotocopias de la colección completa de la revista Tiempo de Cine. Si, ¡las fotocopias! Eso indica que aún son buscadas y son fuente de consulta y formación«, afirma Sammaritano, cuyo padre fue parte del grupo editor en los ocho años que duró la revista. Por suerte, hoy pueden encontrarse en Ahira, acaso la mejor aparición cultural de los últimos años. También hay que rescatar el trabajo realizado por el Festival de Mar del Plata con la publicación de “La mirada cinéfila”, un libro de Daniela Kozak sobre la revista.

Tiempo de Cine, que llegó a tener una tirada de más de 5000 ejemplares, se bancaba con el Cineclub, los anunciantes y la misma venta de la revista. Inspirada por la Sight and Sound inglesa y con una fuerte presencia de Cahiers, aunque estaban un poco en contra de la teoría del autor ya que la creían arbitraria, la publicación se fue abriendo paso hasta convertirse en una referencia cinematográfica y de la crítica. «A partir de sus críticas y las plumas de quienes escribían, fue un espacio fundacional para lo que hoy es el mundo de los analistas de cine en el Rio de la Plata, uno de los lugares más exigentes con el séptimo arte«, sostiene Sammaritano, quien todavía es responsable del Cineclub que su padre fundó con 24 años.

Hoy, décadas después, Alejandro recuerda el proceso detrás de la revista: «fue una publicación que se redactaba, se producía, se armaba y se ‘cocinaba’ en el living de mi pequeña casa y que formaba parte de las escenas cotidianas de mi infancia. Que hoy aún sirvan como elemento de reflexión y pensamiento me emociona mucho«.

Las plumas que pasaron por Tiempo de Cine son envidiables. Nombres como el propio Salvador Sammaritano, José Agustín Mahieu, «Tito” Vena, Homero Alsina Thevenet, Jorge Miguel Couselo, Enrique Raab, Horacio Verbitsky, Alberto Ciria, Ernesto Schoo, Guido Aristarco, Tomás Eloy Martínez, Víctor Iturralde, Rogelio Polesello y Quino no se encontraban en todos lados y esta revista los juntó. Además, es muy interesante leer a los propios directores hablando de su paso por festivales y hablando de los proyectos por venir.

Sobre esto, Sammaritano comenta que ”existía entre los hacedores de Tiempo de Cine y los jóvenes directores de aquellos años lazos muy cercanos. Varios realizadores de la generación del 60 se formaron o participaron en el Cine Club Núcleo, entre ellos José Martínez Suárez (fue miembro de la comisión directiva), David José Kohon, Rodolfo Kuhn, Osías Wilensky (que siempre venía a mi casa los domingos), Leonardo Favio (la producción de la película “El romance del Aniceto y la Francisca” fue pensada por Walter Achugar y Armando Bresky en una proyección de Núcleo) o Fernando Birri, entre otros«

La revista salió de forma regular entre 1960 y 1963, tuvo un número en el 64, otro en el 65 y, a pesar de las intenciones de seguir editando cuatro veces al año, tuvo su última edición en 1968. Lo que sigue en pie es el Cine Club Núcleo que, según palabras de su máxima autoridad, «la pandemia es un baldazo porque no pudimos continuar con nuestras funciones ya que no están autorizadas por ser sumamente riesgosas. Apoyo, desde lo personal, todas las medidas que sirven para proteger la salud y esperamos retomar una vez que esto pase. Mientras tanto estamos ofreciendo ciclos de cine, sin una continuidad constante, en la plataforma del Cine Arte Lumiere y con el apoyo de Embajadas y asociaciones culturales.

El funcionamiento del Cine Club venía bien, los socios son consecuentes y fieles, sienten la pertenencia. Núcleo es un espacio vigente y esto tiene que ver con la posibilidad de conservar el placer de ver cine en el cine. Tenemos el apoyo del Incaa para llevar a cabo las funciones en el Cine Gaumont. Esperamos el reencuentro con toda la gente que va ver nuestras proyecciones: socios espectadores, periodistas, directores, distribuidores, gente de la industria y que pronto puedan retornar las charlas en el hall del cine que se generan espontáneamente después de cada función. También, deseamos profundamente que las empresas distribuidoras cinematográficas puedan pilotear esta situación, mucha gente vive de esta actividad y son nuestros amigos y colaboradores«.

En las próximas ediciones de Las veredas iremos transcribiendo algunos textos fundamentales de Tiempo de Cine y que no deben olvidarse. Así como se lucha mucho por la conservación del patrimonio audiovisual, también es menester hacer lo propio con aquellos que se encargaron de pensarlo y difundirlo.

¡Gracias, Alejandro!


© LAS VEREDAS | 2020

Pablo Kulcar
Últimas entradas de Pablo Kulcar (ver todo)
Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *